SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El descontento nacional, derivado de una grave crisis económica agudizada por el embargo impuesto por Estados Unidos, el impacto de la pandemia de la covid-19 y el poder de las redes sociales pueden ser las causas del principio del fin de la Revolución cubana que inició el 01 de enero de 1959, y se mantiene tres décadas después del colapso de la Unión de Republica Socialista Soviética (URSS), su principal sostén económico, militar y diplomático.
Así lo considera el politólogo y catedrático Juan González, al explicar que, tras la caída del Muro de Berlín en 1989, y luego del colapso de la URSS, Cuba dejó de recibir el apoyo económico a través de Consejo de Ayuda Económica Mutua (COMECON), por lo que el país quedó sumergido en una profunda crisis económica, que el régimen de la isla denominó “período especial”.
Sin embargo, agrega, la llegada de Hugo Chávez al poder en Venezuela en 1999 significó un respiro para La Habana por más de tres lustros.
“Pero el desplome de los precios del petróleo a partir del 2014, la agudización de la crisis en Venezuela tras el fallecimiento de Hugo Chávez, y las sanciones impuestas por Estados Unidos crearon unas graves crisis en país sudamericano que provocado el éxodo de millones de venezolanos”, afirma el experto en Relaciones Internacionales.
Ante las limitaciones del gobierno de Nicolás Maduro para brindarle petróleo y apoyo financiero a Cuba, la situación económica y social en la isla se ha deteriorado, y a esto se agrega el impacto de la pandemia del Covid-19 que a pesar de que desarrolla dos vacunas la Abdala y Soberana, registra un aumento acelerado casos y muertes causado por el virus.
Al respecto, González refiere que el gobierno cubano ha tomado un conjunto de medidas para enfrentar la aguda crisis económica, entre ellas la aplicada por el Banco Central de no aceptar depósitos de dólares en efectivo, decisión que afecta a la población que recibe remesas, que ahora tienen que convertir la moneda estadounidense en otras monedas, como el euro, perdiendo un porcentaje del valor de su dinero en la transacción.
Reseña también que el pasado domingo se registraron las mayores protestas en Cuba desde la Revolución de 1959, incluso más que las del Maleconazo de 1994.
González considera que estas protestas no hubiesen sido posible sin el internet, y en especial, las redes sociales.
En esa misma línea, es oportuno indicar que el periódico estadounidense The Washington Post reveló en el 2014 que la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) creó “ZunZuneo”, una red de SMS basada en Twitter (el nombre es una jerga que se utiliza para designar el canto de un colibrí) en un intento de socavar al gobierno cubano. Según el referido medio, el proyecto comenzó en 2009, primero enviando mensajes relativamente inocuos con el objetivo de pasar lentamente a la política. Sin embargo, a medida que avanzaba, el proyecto nunca pudo generar suficiente dinero para sostenerse y fue abandonado, señala el referido medio.
González explica que aunque el proyecto “ZunZuneo” fue abandonado por la USAID, se trató de un ensayo en la estrategia de los Estados Unidos para incidir en la transición política en Cuba.
“Es oportuno indicar que, desde el inicio de la Revolución, Estados Unidos ha intentado producir cambios en Cuba, sin éxito, a través de operaciones militares directas y encubiertas, así como mediante un duro embargo que asfixia económicamente la isla, el cual fue impuesto en 1960, pero que, la gran mayoría de países miembros de las Naciones Unidas rechazan desde hace décadas”, asegura el politólogo.
Agrega que la Primavera Árabe, y más recientemente las movilizaciones en Birmania, han tenido como motor principal las redes sociales. Por lo que es muy probable que, lo que los Estados Unidos no han podido lograr con el embargo y las operaciones militares, puedan hacerlo con las redes sociales.
Sin embargo, la geopolítica puede salvar el régimen cubano, siempre y cuando China y Rusia acudan con urgencia en apoyo de su aliado americano, de lo contrario, los días de la Revolución pudieran estar contado.
González es politólogo, catedrático de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y experto en Relaciones Internacionales.
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