Londres, EFE.- Fundado en 1975 por las mayores economías de la época para afrontar una crisis económica, el G7, que se reúne presencialmente a partir del viernes por primera vez en dos años, busca un nuevo propósito en el escenario global, ante quienes le acusan de obsoleto por excluir del debate a potencias decisivas como China.El Grupo de los Siete (G7), formado por el Reino Unido -que ostenta la presidencia rotatoria-, Estados Unidos, Canadá, Italia, Francia, Alemania y Japón, más la Unión Europea (UE) como asociada, incluyó a Rusia -convirtiéndose en G8- entre 1997 y 2014, cuando el país fue expulsado tras anexionarse Crimea.
Si en el siglo XX sus miembros representaban un 70 % del producto interior bruto (PIB) global, ahora suponen apenas un 40 % y un 10 % de la población del mundo, ante el avance de gigantes como China, Rusia e India.
Criticado por ser poco representativo y en ocasiones incumplir sus compromisos, el G7, que trata de redefinirse como club de “democracias avanzadas”, tiene en la próxima cumbre de Cornualles (suroeste de Inglaterra) una oportunidad para fortalecerse, aunque para prosperar deba reinventarse, según los expertos.
RELEVANCIA DEL G7 EN EL SISTEMA GLOBAL
En opinión de Tristen Naylor, experto en diplomacia y cumbres globales de la London School of Economics (LSE), desde el auge del G20 -que incluye a una mayor diversidad de países, al margen de su sistema político- tras la crisis financiera de 2008 “el G7 ha perdido un poco su identidad, su propósito en el escenario multilateral internacional”.
Para este académico, el Grupo de los 20 -que acoge a Argentina, Brasil, Indonesia, China, Rusia, India o Arabia Saudí, entre otros- “es mucho más representativo y está mejor equipado para ser el foro principal de la gobernanza global”.
“No hay nada malo con que se reúna un grupo de democracias, puesto que comparten valores e intereses, pero sería un error pensar que este grupo debería ser el primer foro para dirigir la gobernanza global”, declara a Efe.
La subdirectora del Real Instituto de Asuntos Internacionales de Londres, Renata Dwan, considera sin embargo como “puntos fuertes” del G7 su “pequeño tamaño, perspectivas comunes y carácter relativamente informal”, aunque el grupo “ya no represente el mismo poder económico que en sus inicios”.
“Su principal relevancia hoy en día es su capacidad para impulsar una cooperación internacional en áreas específicas, sea promoviendo cambios de política como una reforma de impuestos o construyendo coaliciones de apoyo a medidas como eliminar la financiación de proyectos con carbón para finales de 2021”, dice a Efe.
DEMOCRACIAS VERSUS AUTOCRACIAS
Dwan reconoce que, aunque se haya posicionado como un paladín de la democracia, el G7 “no representa a todas las democracias ni a las que mejor funcionan”, aunque reúne a países que “se implican a nivel internacional” y que “proporcionan conjuntamente un 75 % de la ayuda al desarrollo”.
Por su parte, Naylor duda de que sea “un gesto acertado” identificarse como club de democracias dado que “puede fomentar divisiones” con otros regímenes del mundo, “que son extremadamente poderosos y han de tener un lugar en la mesa de negociación para resolver los desafíos del siglo XXI”.
Mientras tanto, China, la segunda potencia económica mundial por detrás de EE.UU, ve al G7 como “un concepto obsoleto” y opina que “la división binaria de sistemas políticos acelera el antagonismo”, dice a Efe Yu Jie, especialista en el país asiático del Real Instituto, también conocido como Chatham House.
Pekín está más interesado “en plataformas multilaterales en el marco de la ONU”, apunta Jie, que asegura que el Gobierno chino “no levanta una ceja” cuando con frecuencia es criticado por el G7, algo que “incluso le refuerza a nivel interno”.
EXPECTATIVAS PARA LA CUMBRE 2021
Naylor se muestra “inusualmente optimista” sobre los resultados de la cumbre que el Grupo de los Siete celebrará del 11 al 13 de junio en Carbis Bay, pues “la grave situación actual” de crisis sanitaria y económica “no deja más opción que actuar”.
El experto espera acuerdos sobre un impuesto de sociedades mínimo global del 15 %, para vacunar a la población del mundo antes del fin de 2022 e impulsar el objetivo de un cero neto de emisiones de carbono de aquí a 2050.
Dwan cree que el éxito de este G7 será juzgado en función de si sus iniciativas se consolidan en las próximas reuniones de foros más amplios como el G20, la OCDE y la cumbre del clima COP26, que tendrá lugar en noviembre también en el Reino Unido.
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