Gritar, golpear muebles, insultar o incluso hacer uso de esa agresividad pasiva de quien opta por hacer daño de manera continuada, pero soterrada. La ira narcisista puede manifestarse de muchas maneras, pero en todas ellas se exhibe una forma concreta de violencia. Esta reacción acontece cuando el narcisista se siente vulnerado, ignorado o decepcionado.
No se trata solo de una mala gestión emocional ni de falta de educación. La rabia narcisista es reflejo de un trastorno de la personalidad en el que se integran múltiples factores. La crianza recibida, el egocentrismo, la falta de empatía, la intolerancia a la frustración, el nulo control de los impulsos y a menudo hasta un trauma no tratado suelen perfilar esta realidad tan compleja.
No obstante, y a pesar de que quien más y quien menos ya conoce o ha convivido con una persona con estas características, hay algo de lo que no se habla demasiado. Cuando una persona narcisista llega al límite y se siente dañada o amenazada, la conducta que evidencia es tan peligrosa como sobredimensionada.
¿Qué es la ira narcisista?
Fue el psicoanalista Heinz Kohut quien acuñó el término ira narcisista en 1972. Definió esta conducta como una forma de agresión en la que una persona narcisista puede desplegar comportamientos violentos. Lo complicado es que, por término medio, este perfil de personalidad tiene un umbral muy sensible y es común que a la mínima se sientan molestos, contrariados y enfadados.
Algo así hace que la convivencia sea altamente problemática y que el entorno ande siempre con pies de plomo para no ofenderlos, para no destapar el tapón de la rabia, la escotilla del enfado explosivo que todo lo hace temblar. Nos explicaba el doctor Kohut en su libro Reflexiones sobre el narcisismo y la ira narcisista que el origen de esta realidad psicológica está en buena parte de los casos en un trauma no tratado ni gestionado.
Cómo se manifiesta la rabia del narcisista
Estudios, como el realizado en la Universidad de Iowa en el 2015, apuntalan una hipótesis interesante. La ira narcisista estalla cuando se vulnera o se roza de algún modo el sentido del “yo” que ha construido la persona. El problema es que, por término medio, evidencian una autoestima muy baja y esto explica por qué procesan casi cualquier evento o fenómeno como una amenaza.
Muchas veces se da el caso en que ni ellos mismos saben qué ha desencadenado su rabia. En ocasiones, explotan sin un motivo justificado. Lo hacen solo porque inconscientemente han procesado un estímulo cualquiera como una amenaza.
La ira narcisista puede ser explosiva o presentarse de manera pasivo-agresiva.
La primera surge mediante arrebatos muy intensos, pero volátiles. Pueden atacar verbalmente o incluso golpear paredes y muebles. En determinados casos, pueden llegar a las manos y derivar en la violencia física.
La rabia pasivo-agresiva del narcisista se manifiesta de maneras menos llamativas, pero igual de perniciosas. Ejemplo de ello es dejar de hablar como castigo, ignorar a quien le ha ofendido o incluso poner en su contra a terceras personas.
Por otro lado, hay algo destacable al respecto de esta reacción. Por término medio, en una persona no narcisista la ira surge tras varios niveles emocionales. Es decir, lo común es sentir primer desconcierto, después ansiedad, más tarde agitación, frustración, irritación y finalmente, ira.
La persona con un trastorno de la personalidad narcisista no sigue esta secuencia. La ira es esa mecha que puede encender al segundo en el momento menos insospechado.
¿Cuáles son las causas que explican la rabia de la personalidad narcisista?
El ego de una persona narcisista es muy frágil. Basta un simple roce, para que se sienta dolido y amenazado. Es común que interpreten cualquier comentario como una humillación, una mirada como una burla, un gesto concreto como una muestra de desprecio. Son desconfiados y muy malos gestores de la comprensión, la reflexión o la objetividad.
Por tanto, si nos preguntamos de dónde proviene la ira narcisista, podemos centrarnos en tres desencadenantes.
Frágil sentido de sí mismos
Lo señalábamos al inicio. Detrás de muchos narcisistas hay traumas, vivencias dolorosas no superadas. Una mala infancia, el desapego de los progenitores o una familia disfuncional. Todo ello puede asentar las bases de este trastorno. En este contexto, es fácil que la persona integre sentimientos de rabia, vergüenza, y de no sentirse amados ni valorados.
Esas dimensiones dificultan el poder edificar un sentido de sí mismos, una identidad segura y madura. Sin embargo, y como mecanismo de defensa, desarrollan una armadura en la que brilla el sentido de grandilocuencia, la necesidad de ser el centro de atención, etc. Cuando esto no se logra, emerge toda la ira acumulada, toda la frustración mal gestionada…
La necesidad de proteger el ego
Un narcisista no es nadie, pero se esfuerza por aparentar que mejor que cualquiera. Si se le contradice, se le desafía. Quien le lleve la contraria está atentando contra esa armadura de oro que tanto se ha esforzado por construir. Si no se le ofrece la atención que requiere, estalla porque le retiramos aquello que más necesita: el refuerzo para nutrir su baja autoestima.
La ira narcisista y el miedo subyacente
Es importante saber que la ira narcisista no es solo una reacción violenta, no es únicamente un resorte que estalla ante un sentimiento de frustración por no tener lo que se desea. Lo que hay en realidad es miedo. En este perfil subyace un temor profundo a que quede en evidencia su fragilidad. También a perder aquello que está bajo su control, a caer de su trono, a que quede expuesta su débil personalidad…
Para concluir, todo narcisista tiene una piel emocional muy fina, por lo tanto, cuando se le desafía o caen sus barreras protectoras, emerge lo peor de él. Algo así tiene un serio impacto en todos los niveles de la vida de esa persona: personal, laboral, financiero… Es una realidad psicológica muy compleja que requiere apoyo profesional y una adecuada terapia.
Fuente: Mentes maravillosas
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