Con estilos muy distintos, el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, y el ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, les dirigieron mensajes especiales a los jóvenes tras el aumento de casos de coronavirus registrado en las últimas semanas.
El funcionario de la administración de Rodríguez Larreta reconoció que los casos de coronavirus están en aumento desde el 10 de diciembre y que muchos de ellos se detectan en esa franja etaria que había permanecido al margen de los contagios durante los peores meses de la pandemia en el país.
“Tanto en Europa como en la Argentina y en varios países de la región lo que ha pasado es que las segundas olas se iniciaron por la interacción social y fundamentalmente de gente joven”, manifestó el funcionario en rueda de prensa.
Y ante la consulta de si el Gobierno planeaba nuevas restricciones ante el aumento de casos, Quirós fue claro al explicar que “hay que poder comprender el comportamiento social y la psicología social para entender lo que le pasa al otro, porque si no, es muy difícil interactuar e influir en su capacidad de reflexión y de tomas de decisiones en un tema como este, que requiere tomas de decisiones autónomas”.
Es que mucho se habló durante el último año acerca de si, por no sentirse en riesgo, los adolescentes minimizaban la gravedad de la enfermedad. También, de cómo junto con los niños fueron de los grupos que más padecieron el aislamiento.
“Hay un punto que es importante –reflexionó el titular de la cartera sanitaria–. A todos nosotros la pandemia nos ha golpeado en diferentes dimensiones: la más obvia es la sanidad pero también nos ha golpeado en la escena social, de la vincularidad, de la salud mental, en la economía y en la capacidad de mantener el trabajo y por lo tanto una vida digna.
Y tras señalar que “la adolescencia es un período de la vida donde uno construye su socialidad en vínculo con otros similares”, Quirós enfatizó que “cuando se logra comprender esto, se entiende que no es que no escuchan el mensaje o no quieren entender, sino que es la característica del ser humano en esa etapa evolutiva”.
Ayer, Berni, que mantuvo una reunión con el gobernador Axel Kicillof para analizar la evolución de los casos y la posible implementación de nuevas medidas, comparó a los adolescentes actuales con los de su generación que participaron del conflicto bélico en las Islas Malvinas.
“Yo soy del 62 y muchos de mi generación terminaron en una trinchera, congelados, defendiendo los intereses de la Patria con un fusil en el hombro. Y a ninguno se le ocurría ir a bailar o protestar porque no podían salir. Yo creo que hoy la juventud tiene la posibilidad de velar por los intereses de todos”, introdujo.
Y agregó: “Tienen la responsabilidad histórica de asumir el compromiso de llevarles tranquilidad a todos los argentinos de que va a poder seguir esta temporada. Yo estoy seguro de que la juventud les va a hacer entender a quienes no entienden que esto lo hacemos para cuidar el trabajo, la producción y la salud”.
Con sus estilos, ambos funcionarios intentaron interpelar a los adolescentes para que tomen conciencia de lo que está sucediendo y empiecen a cumplir con las recomendaciones médicas. ¿Pero cuál es la mejor forma de hablarle a esa franja etaria?
Sobre esto, Infobae consultó a la médica psicoanalista Claudia Amburgo (MN 5175), especialista en niños y adolescentes, quien hizo hincapié en que “los jóvenes funcionan mucho en pares y en grupos”. “Es cierto que al estar encerrados buscaban horarios como la noche para tener su privacidad y contactarse con amigos y dormían de día aunque tenían que conectarse a las actividades del colegio –analizó–.
Para la especialista de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), “los jóvenes se preocupan por lo que pasa en sus familias, por los abuelos, lo que pasa es que el grupo llama, no quieren quedarse afuera de situaciones grupales ya que para ellos es muy importante pertenecer al grupo, ser querido por sus pares, ser reconocido, pero no se puede generalizar”.
Mariam Holmes es doctora en Psicología, especialista en clínica, docencia e investigación en psicoterapia orientada en Mindfulness (MP 20463), y ante la consulta de este medio consideró que “es importante comprender que los adolescentes han sido junto con los niños los más afectados por la cuarentena; las investigaciones registraron un aumento de la ansiedad, la depresión, una disminución del sentido de vida y todo por las consecuencias del alejamiento del grupo de pares”.
“El hecho es que se sabe que esta franja etaria está teniendo un rol en el riesgo de contagio y es importante saber el modo de concientizar y hacerles llegar la información”, enfatizó la especialista, para quien “fundamentalmente hay que tener en cuenta dos cosas: primero, la tendencia a irrumpir con la norma que es propia de los adolescentes; en segundo lugar, que el mensaje debe llegar a los destinatarios; se deben buscar los medios y canales adecuados para hacerles llegar la información de cuidado”.
Para eso, según Holmes, “es importante detenerse a pensar cómo hacer llegar ese mensaje”. Y destacó que “se necesitan fundamentalmente tres grandes agentes en este proceso de concientización”.
“El primero y fundamental es la familia, dando principalmente el ejemplo; no podemos esperar que cumplan normas si los adultos del hogar no acatan las mismas normativas ya que los niños necesitan modelos saludables con los que identificarse –comenzó a desarrollar–. De la familia, además, vamos a necesitar contención, y eso se inicia validando la emoción del adolescente, entendiendo que necesita contacto social y no minimizar lo que le está pasando”. En ese sentido, para ella, frases del estilo de “no tenés de qué quejarte”, “no es tan grave no salir”, “no es tan grave tener que hacer las cosas diferente” no contribuyen con el objetivo. “A veces los adultos traen situaciones de su propia historia, de otras generaciones que tuvieron que pasar por otras crisis o desafíos en la vida, y se los ponen como ejemplos minimizando la gravedad de esta crisis que nuestros adolescentes están atravesando. Y esa actitud, por más que tiene una buena intención, termina siendo contraproducente porque invalida su emoción que es justo lo que no hay que hacer”.
En ese sentido, para Quirós una estrategia debería ser “poner dentro de los entornos familiares el diálogo sobre las cuestiones que impactan a la salud física no sólo de ellos sino del conjunto y de sus afectos y dialogar cómo pueden hacer su socialización de una manera más cuidada y no de esta manera, ya que al no encontrar un canal de toma de responsabilidad termina siendo de la manera que estaban acostumbrados que es inapropiada para este momento”. “Nosotros apostamos severamente al diálogo comunitario, social, creemos que ese es el camino y que todos tenemos capacidad para reflexionar; sólo se trata de darles el espacio para dialogar –agregó–. Creemos que tenemos que respetar a los jóvenes en lo que ellos necesitan y al mismo tiempo ellos tienen que entender que lo que necesitan lo tienen que hacer de una manera diferente”.
Amburgo observó que “también hay gente grande que está haciendo reuniones y no se cuida, pero lo que más se ve son los jóvenes”. “Siempre en las culturas a través de los años se denuncian a través de los adolescentes situaciones sociales; quiero decir que lo cultural, lo social se denuncia o se ve más fácil a través de los jóvenes que son víctimas de una sociedad adultocéntrica, pero esto no quiere decir que los padres de estos chicos no rompan las reglas del mismo modo”.
Y si bien reconoció que “hay que poner nuevas reglas para ordenar lo que está sucediendo”, la especialista consideró que “no son los jóvenes los responsables”.
El segundo gran agente de concientización, para Holmes, son las redes sociales. “Sabemos que los adolescentes no consumen los medios convencionales de comunicación y se necesita que el mensaje llegue por los medios adecuados”, señaló, al tiempo que manifestó que “en España hicieron campaña con influencers sobre el uso de barbijo o la importancia de no compartir la copa o un cigarrillo”. Para ella, “se necesita mucha más información visual por medio de redes sociales para que el mensaje llegue a quien tiene que llegar”.
Finalmente, “un tercer pilar en esto son los responsables de los locales de esparcimiento nocturno, que tienen un rol clave en el cumplimiento de las normas de distancia social, del uso de barbijo, etcétera, y lo importante es que independientemente del canal que se use el mensaje no debe ser restrictivo o punitivo”. “Investigaciones demostraron que las campañas que muestran las consecuencias negativas en términos de ‘te vas a contagiar’ o ‘vas a contagiar a un ser querido’, aun cuando la consecuencia de eso sea la muerte, no disminuye las conductas de riesgo –enfatizó–.
Para Quirós, el diálogo con los más jóvenes “es un tema medular”. “Necesitamos construir diálogo social, que cada uno de nosotros hable con nuestros jóvenes y reflexionar sobre cómo pueden hacer su socialización de una manera cuidada y sabiendo que las tres condiciones son hacerlo al aire libre, con barbijo y distancia, y si no puede cumplirse una de las tres van a tener que hacer las otras dos: si alguien no puede estar con barbijo, necesariamente tendrá que estar al aire libre y con distancia –ejemplificó–. Y cada joven tiene que comprometerse a hacer algún esfuerzo, y luego si los casos no bajan, el Presidente y los gobernadores tendrán que tomar una decisión para hacer un corte en la progresión concreta”.
Ocurre que en medio de esta situación, el número de casos apremia. De ahí que Quirós también haya sido claro al advertir: “Yo creo que este es el camino, pero si decididamente la curva sigue en esta condición, habrá que tomar decisiones de corto plazo que puedan contener la contagiosidad”.
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