El presidente de EE.UU., Donald Trump, aseguró que ese país se puede convertir pronto en una Venezuela durante una mesa redonda celebrada este viernes con latinoamericanos que elogiaron su lucha contra el «comunismo» y su ayuda a Puerto Rico tras el huracán María.
«Podemos ser una Venezuela también», subrayó el republicano en el evento de «Latinos por Trump» aludiendo a una posible victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones presidenciales del 3 de noviembre.
«Lo empecé a decir hace dos años, esto realmente puede suceder», agregó Trump durante la mesa redonda que acogió a puertorriqueños, colombianos, centroamericanos y cubanos y en la que dijo que Biden se había reunido con el presidente venezolano, Nicolás Maduro, sin aclarar si fue algo reciente o, como sucedió realmente en 2015, durante su vicepresidencia.
El encuentro Biden-Maduro tuvo lugar en Brasilia durante la toma de posesión de Dilma Rousseff como presidenta de Brasil.
La nicaragüense Carla Salvatierra le dijo a Trump que ella sabía de primera mano qué es «escapar del comunismo».
«Sucede rápido», le aseguró, a lo que Trump contestó que «sí».
Relatos como el de la centroamericana dominaron la jornada en la ciudad de Doral, la que el presidente llamó la «Pequeña Venezuela» por su gran población venezolana y donde tiene su club Trump National Doral, donde se celebró el evento.
Más que preguntas, Trump recibió constantes alabanzas de los latinoamericanos, incluso el salón se inundó de aplausos cuando Salvatierra dijo que nadie más que él se merecía el Premio Nobel de la Paz.
«Gracias por todo lo que ha hecho por Israel», manifestó la inmigrante.
Los participantes en el foro resaltaron la ayuda oficial a los pequeños negocios durante la pandemia de la COVID-19, las sanciones a los Gobiernos de Venezuela, Cuba y Nicaragua y los «millones» para la reconstrucción de Puerto Rico tras el huracán María en 2017.
Del tema de Cuba y Venezuela no enfatizaron mucho los congregados y prevalecieron los relatos de boricuas, que en Florida ya alcanzaron una población de más de 1,3 millones y se inclinan más por los demócratas.
SALVE A LATINOAMÉRICA DEL COMUNISMO
También prevalecieron las historias de los colombianos, que con al menos tres representantes enaltecieron los cerca de cuatro años del Gobierno Trump.
Sentado a la derecha del presidente, el activista Fabio Andrade le llevó un sombrero típico colombiano al republicano y le contó que él era un ferviente seguidor del expresidente colombiano Álvaro Uribe (2002–2010) «que luchó contra el castrochavismo».
El colombiano agradeció a Trump por las palabras de su vicepresidente, Mike Pence, que pidió la puesta en libertad de Uribe y lo calificó de «héroe». El expresidente colombiano está actualmente en detención domiciliaria por presunto soborno a testigos y fraude procesal.
Andrade, además, le manifestó a Trump que el expresidente colombiano y Premio Nobel de la Paz Juan Manuel Santos (2010–2018), opositor político de Uribe, tenía visa estadounidense al señalar que «él no debería estar aquí».
Juan Gutiérrez, otro colombiano en la mesa, que dijo haber trabajado en el Gobierno de Uribe, lamentó que esté «injustamente» detenido.
Subrayó a Trump que necesitan «cuatro años más» de su Gobierno, no solo por Estados Unidos, sino por América Latina «porque usted está contra el comunismo».
Durante el discurso previo a la mesa redonda, Trump criticó en varias ocasiones el respaldo del Gobierno del presidente Barack Obama (2009-2017) y su vicepresidente Biden al proceso de paz en Colombia impulsado por el expresidente Santos.
EL APOYO CUBANO
Trump por otro lado se mostró muy confiado del apoyo del voto cubano en Florida, un estado que según los demócratas tiene que ganar si no quiere perder un segundo mandato.
Por segundo día consecutivo, Trump se reúne con su electorado en el «estado del Sol». El jueves congregó a miles de seguidores en el aeropuerto Cecil, cerca de Jacksonville (noroeste de Florida) en su gran mayoría sin mascarillas y haciendo caso omiso del distanciamiento social.
Hoy en Miami, en un evento acorde con las precauciones por la COVID-19, Trump recordó que tuvo el «90 %» del voto de los cubano-estadounidenses y se preguntó con orgullo si alcanzaría en estas elecciones del «100 %».
Celebró que esta semana en la Casa Blanca, donde anunció nuevas sanciones a Cuba, se reunió con una veintena de participantes de la fallida invasión de Bahía de Cochinos (Cuba) en 1961.
Trump no mencionó a la jueza cubano-estadounidense de Miami Bárbara Lagoa, que es una de las candidatas a reemplazar en el Tribunal Supremo de EE.UU. a la fallecida jueza Ruth Bader Ginsburg, candidatura que ha alentado al electorado cubano.
Además, el presidente y los latinos participantes en la mesa redonda dejaron por fuera los temas migratorios, el desproporcionado impacto de la COVID-19 entre los hispanos en Estados Unidos y su carencia de seguro médico. No hubo quejas en la reunión.
Previo a la mesa redonda, Biden, que le lleva una leve ventaja a Trump en las encuestas en Florida, criticó que en plena pandemia el presidente «mantiene sus intentos de eliminar la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA)», que aprobó el Gobierno de Obama.
Lamentó, además, que su aliado, el gobernador Ron DeSantis, quien no estuvo presente hoy, «se rehúsa a expandir el Medicaid (programa federal de salud), negándole el acceso a cuidado médico asequible y de alta calidad a más de 800.000 floridanos».
Fuente: EFE
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