Uno de los cardenales más influyentes del Vaticano, el italiano Angelo Becciu, renunció misteriosamente a su cargo en el seno del gobierno de la Santa Sede, que no dio ninguna explicación.
«El Santo Padre aceptó la renuncia a su cargo de Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y a sus derechos vinculados al cardenalato presentado por su eminencia el cardinal Giovanni Angelo Becciu», anunció el jueves por la noche la Santa Sede en un escueto comunicado.
Tras una carrera de nuncio (embajador), el prelado italiano había servido durante siete años como sustituto de la Secretaría de Estado, el equivalente a un «ministerio del Interior», en contacto constante con el papa Benedicto XVI y después el papa Francisco.
Recién ordenado cardenal en el verano de 2018 por el papa Francisco, Angelo Becciu tomó las riendas de la administración de la Santa Sede encargada de investigar y de decidir sobre las beatificaciones y canonizaciones.
Su dimisión a los 72 años, prematura en las costumbres de la Iglesia, parece una sanción. El corto comunicado del Vaticano precisa que seguirá siendo cardenal pero pierde todos los derechos vinculados a esta función, en especial la posibilidad de elegir un nuevo papa durante un cónclave o de asesorar al actual soberano pontífice.
El nombre del cardenal fue mencionado en múltiples ocasiones en el marco de una investigación, lanzada hace un año, sobre opacos montajes financieros para comprar un inmueble en el elegante barrio londinense de Chelsea.
El proceso de compra comenzó en 2014 cuando Becciu aún estaba en la Secretaría de Estado, la administración central de la Santa Sede que decidió esta inversión. A principios de año, Becciu defendió la validez de esta compra inmobiliaria en entrevistas.
Fuente: AFP
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