El coronavirus puede provocar una tormenta de citoquinas
El sistema inmunitario puede reaccionar al virus de forma «caótica»
Un pequeño porcentaje de niños evolucionan de forma «grave»
El coronavirus es una enfermedad que hace menos de seis meses era totalmente desconocida. En pocas semanas, el mundo científico y médico ha tenido que trabajar y que estudiar rápidamente cómo es este virus que se ha propagado ya por todo el mundo. Al ser una enfermedad vírica totalmente nueva, los conocimientos sobre cómo evoluciona y cómo puede afectar a diferentes sectores de la población pueden cambiar de un día para otro.
Lo que de momento se ha podido conocer es que es una enfermedad que afecta a la población más mayor, es más agresiva en hombres que en mujeres y que afecta de forma más agresiva a ciertos sectores como el de los enfermos crónicos.
La pandemia de coronavirus ha sumado 100 000 casos en todo el mundo durante unas últimas 24 horas, caracterizadas principalmente por el rebasamiento del umbral de los 100 000 fallecidos mundiales y por la declaración del medio millón de contagios en Estados Unidos, el actual epicentro de la pandemia.
Sin embargo, una parte de este número de fallecidos son jóvenes que se encontraban totalmente sanos sin ninguna patología previa. Por eso, el doctor Panagis Galiatsatos, profesor de medicina de la Universidad Johns Hopkins encargado del estudio de la medicina pulmonar, ha concedido unas palabras a ciertos medios científicos para aclarar el por qué de estas muertes en pacientes jóvenes y sanos.
Según el experto, cuando el coronavirus llega al organismo de alguno de los pacientes jóvenes sin patologías previas «el sistema inmunitario empieza a reaccionar al virus de una forma caótica» y se produce «una tormenta de citoquinas». Las citoquinas son proteínas que regulan la función de las células que las producen sobre otros tipos celulares. Es decir, el coronavirus desencadena una»situación muy grave del sistema inmunitario en la que no solo se ataca «al virus, sino también a las células sanas».
Esto se puede producir porque el ser una enfermedad totalmente nueva, nadie tiene el sistema inmunitario preparado para combatirla. Cuando el sistema inmunitario provoca este revuelo de citoquinas se puede llegar a desencadenar una severa dificultad para respirar. Con ello, se genera una gran cantidad de líquido y fluido que invade los pulmones y los debilita para cumplir su función de respirar.
Sin embargo, el experto de la Universidad John Hopkins ha querido dejar claro que el coronavirus puede tener efectos graves en cualquier edad y, también, puede no manifestarse y pasar de una forma asintomática.
¿Cómo afecta a los niños?
En un artículo publicado en la revista ‘Pediatrics‘, los científicos han recordado que un «pequeño» porcentaje de niños infectados con el virus evoluciona de forma grave, especialmente los bebés y aquellos en edad preescolar. «Muchas enfermedades infecciosas afectan a los niños de manera diferente que a los adultos, y comprender esas diferencias puede proporcionar información importante en el caso del COVID-19«, han escrito los expertos.
Y es que, tal y como han argumentado, hay subgrupos de niños que parecen tener un mayor riesgo de complicaciones con el COVID-19, especialmente aquellos que son más jóvenes, inmunodeprimidos o que tienen otros problemas de salud pulmonar.
Sin embargo, apostillan, la presencia de otras infecciones virales en hasta dos tercios de los casos de coronavirus infantil hace que sea «muy difícil» evaluar el verdadero efecto que tiene el nuevo coronavirus en los niños. Por ello, los expertos han avisado de que, incluso los niños asintomáticos, pueden tener un papel importante en la transmisión de la enfermedad. De hecho, han aludido a un estudio en el que se observó que el virus permanecía en las heces de los niños durante varias semanas después del diagnóstico.
«Esto, combinado con otras vías de transmisión, como las secreciones nasales, podría representar un gran desafío para las escuelas, guarderías y las familias de los niños. Los estudios de las razones por las cuales los niños se ven afectados de manera diferente a los adultos por la infección pueden proporcionar información que puede ser útil para comprender la enfermedad y las formas de tratarla o prevenirla», han zanjado los expertos estadounidenses.
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