La Guardia Civil ha detenido a dos hombres que estaban en estado de embriaguez mientras navegaban por la bahía en una embarcación de recreo que habían sustraído y que se lanzaron al agua para huir de los agentes, sin conseguirlo.
Los detenidos son dos hombres naturales de Cuba y la República Dominicana, de 37 y 27 años de edad, y vecinos de Torrelavega, a uno de los cuales también se le acusa de un presunto delito de resistencia y desobediencia a los agentes de la autoridad, por causar lesiones a uno de los guardias civiles durante la detención.
Según informa este viernes la Guardia Civil, los hechos ocurrieron el pasado martes, 27 de julio, cuando su servicio marítimo fue alertado de que había una embarcación navegando cerca de la zona de Puertochico, en la capital cántabra, con dos hombres que podían estar en estado de embriaguez.
Cuando llegó al lugar la embarcación de la Guardia Civil, uno de los hombres se lanzó al agua y comenzó a nadar en dirección al puerto, negándose a ser rescatado y realizando "cortes de manga", hasta que, finalmente, por el cansancio accedió a subir a ese barco.
Con los dos hombres, que presentaban claros síntomas de embriaguez, en el barco, los agentes decidieron su traslado a dependencias de la Guardia Civil para formalizar una denuncia por navegar bajo los efectos del alcohol.
Mientras eran trasladados, los dos hombres se volvieron a lanzar al agua y tuvieron que ser socorridos por los agentes con salvavidas, después de que uno de ellos pidiera ayuda.
Al llegar a las dependencias del Servicio Marítimo de la Guardia Civil, uno de los hombres comenzó a comportarse de forma violenta, dando golpes y profiriendo insultos contra los agentes, alcanzando a uno de ellos, por lo que tuvo que ser reducido para su detención, mientras que los dos guardias civiles precisaron asistencia médica por las lesiones que presentaban.
Posteriormente se pudo comprobar que la embarcación con motor fueraborda con la que navegaban, había sido sustraída esa misma tarde cuando se encontraba atracada en Puerto Chico. Tras personarse el dueño pudo comprobar que tenía dos remos rotos, a falta de otras verificaciones.
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