El contrato que une a Lionel Messi con el Barcelona se extinguió. Como en España ya es 1 de julio, el delantero argentino es oficialmente un agente libre, es decir, que no está vinculado a ningún equipo. Así, por ejemplo, cuando el sábado Argentina se mida ante Ecuador por los cuartos de final de la Copa América, el delantero, de 34 años, saltará al campo de juego como agente libre.
Eso no implica que no seguirá vinculado al conjunto culé: las conversaciones en pos de lograr la renovación se sostienen “en buenos términos”, según una fuente de La Liga al tanto del minuto a minuto de la negociación. Sin embargo, aún hay detalles por resolver.
El hecho concreto del final del convenio no le pone fin a las tratativas, pero es un símbolo estruendoso de que el reloj corre… para ambas partes, pero sobre todo, para una: la institución.
Después de la crisis desatada por la gestión de Josep María Bartomeu (que se tradujo en la decadencia deportiva) y del affaire burofax, la asunción de Joan Laporta, con quien Messi y su familia tienen una buena relación, le abrió la puerta a la posible continuidad. Las negociaciones llevan semanas y en Barcelona han dejado correr en los medios afines que son optimistas, pero aún no concluyeron.
El Barça ofrece renovar dos años de contrato, hasta junio de 2023, para luego darle la posibilidad de, si así lo desea, mudarse a Estados Unidos para vivir la experiencia de la Major League Soccer. “No hay estrés porque hay mucha comunicación, entendemos la posición de la otra parte y sabemos lo que queremos todos, así que tranquilidad. Pero si me preguntan lo que a mí me gustaría, diría que cuánto antes (firme), mejor. Sería un polo de atracción de algunas operaciones que tenemos bastante a punto”, señaló Laporta hace 10 días.
Claro que, en una economía difícil que heredó de la anterior gestión, la dirigencia se encuentra adecuando los números, para que pueda entrar en la estructura el contrato de Messi, pero lo que separa a las partes no es lo económico, sino lo deportivo, le indicaron a Infobae desde la mesa de negociaciones más cercana al club.
La tapa del diario Marca, que ilustra la singular situación
En efecto, el delantero argentino quiere quedarse para competir en el más alto nivel, volver a ganar la Liga y dar batalla en la Champions League, algo que le costó en las últimas temporadas, con planteles que no estuvieron a la altura o a los que les faltó balance. Por el momento, los blaugranas ratificaron a Ronald Koeman como entrenador (más allá de algunos ruidos con la dirigencia en el medio), e incorporaron varios nombres interesantes como Sergio Agüero (su amigo y socio en la Selección, factor clave para tentarlo y “agente encubierto” en el operativo para convencerlo), Memphis Depay, Eric García y Emerson Royal. Pero, para alzar la guardia ante los Manchester City, PSG o Chelsea, tal vez le falte. Y las autoridades deberán exprimir la imaginación en el mercado para poder subirse al ring.
Más luego de la advertencia económica que le hicieron las autoridades de La Liga sobre las cuentas del club. Esa es la principal encrucijada de Laporta: ¿cómo satisfacer la voracidad deportiva de Messi, su comunión con el club, y lo económico tentando a otras figuras? Esa es la máxima traba que hoy empantana el diálogo.
En el medio, hay oferentes que esperan agazapados, como el PSG, que a través de sus directivos supo hacer público su interés por contar con Messi. Mientras tanto, el capitán hoy tiene puesto el chip de la selección albiceleste, buscando ganar su primer título a nivel mayores y romper la sequía del combinado argentino, que lleva 28 años sin vueltas olímpicas (desde la Copa América de 1993). Y, más allá de que su futuro lo mantiene cerca del Barcelona, se dará una situación por demás peculiar: el seis veces ganador del Balón de Oro, uno de las dos estrellas que dominaron la escena del fútbol en el siglo XXI, pasará a jugar algunos partidos en condición de agente libre.
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