El Imserso informa de 124 contagios en ese mismo periodo, del 5 al 11 de julio
Las residencias de mayores fueron uno de los grandes focos de la pandemia. Desde que el virus comenzó a expandirse en marzo de 2020 han fallecido 29.646 personas que vivían en estos centros, con un diagnóstico confirmado de covid-19 o con síntomas compatibles (fueron más de 10.000 quienes murieron sin que se les realizara un test, durante lo peor de la crisis sanitaria, cuando no había disponibles). Pero la realidad en estos centros ha cambiado radicalmente a raíz de la campaña de vacunación. A principios de marzo, cuando empezaban a notarse los efectos de la inmunización y comenzaba el declive de la tercera ola en el país, el número de muertes se desplomó en las residencias. Y desde entonces, la cifra ha permanecido baja. En lo que va de año, 3.837 personas han muerto en estos centros, con una especial incidencia en enero y febrero.
La inmensa mayoría de los más de 300.000 mayores que viven en residencias están vacunados, pero los pinchazos no son infalibles. Se trata de la población más vulnerable, por edad y porque un alto porcentaje presenta varias patologías, y su respuesta inmunitaria no es tan fuerte como en otros grupos de edad.
Los datos sobre estos centros fueron uno de los grandes problemas durante lo peor de la emergencia sanitaria. Cada comunidad autónoma los recababa de una forma y eran difícilmente homogeneizables. El Imserso, que depende del Ministerio de Derechos Sociales, reporta cada viernes, desde el pasado mes de marzo (aunque se incluyó el recuento desde enero), las cifras relativas a la semana anterior, y precisa que los va actualizando y depurando, por si se produjera algún retraso en la notificación.
Con el fin del proceso de vacunación en las más de 5.000 residencias del país, las muertes cayeron en picado. Si a principios de enero, cuando la tercera ola golpeaba duro y aún no se había completado la campaña de inmunización, los fallecimientos semanales se contaban por centenares, desde el pasado 29 de marzo nunca han subido de 11. Resulta imposible, sin embargo, monitorizar los datos de 2020, ni durante aquella primavera en que saltaron todas las alarmas cuando el virus se había colado ya irremediablemente en muchos centros y en las autonomías más saturadas se restringió la derivación hospitalaria de los enfermos procedentes de las residencias, ni tampoco durante el verano, cuando la incidencia acumulada en el país se desplomó tras los meses de confinamiento.
Los contagios presentan actualmente un comportamiento algo distinto. El número de residentes infectados también bajó drásticamente en los centros a raíz de la campaña de inmunización, y cuando la tercera ola comenzó a remitir. Pero ahora mismo están al alza, como la incidencia de covid en el conjunto del país. Del 14 al 20 de junio se reportaron 24 contagios. Del 5 al 11 de julio, 124. Los expertos recalcan que la vacuna no impide la infección, aunque sí minimiza sus efectos, en la mayoría de los casos leves o asintomáticos. Desde el inicio de la crisis sanitaria, más de 89.000 mayores que vivían en residencias han dado positivo en una prueba diagnóstica. La vacuna lo cambió todo: ha evitado muchas hospitalizaciones y muertes.
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