La llegada del verano trae consigo un aumento de las temperaturas y del tiempo de exposición solar. Protegerse adecuadamente del sol es, durante esta época del año, más importante que nunca.
Pero, además, la llegada del verano puede tener repercusiones en algunas enfermedades dermatológicas, mejorando o agravando los síntomas.
Una exposición solar controlada y tomando las precauciones necesarias (aplicar un fotoprotector solar alto y evitar las horas centrales del día) puede contribuir a mejorar los síntomas de algunas enfermedades de la piel.
Pero el sol no siempre es un aliado y algunos pacientes deben evitarlo. Además, el calor y el sudor que provoca puede impactar negativamente en algunas enfermedades, empeorando los síntomas y provocando brotes.
A todo ello hay que sumarle el impacto psicológico y emocional. Enseñar la piel, especialmente cuando se tienen lesiones, o las marcas de lesiones antiguas, puede resultar difícil. Muchos pacientes sienten vergüenza o incluso temor a la reacción de la gente.
Las asociaciones de pacientes reclaman una mayor visibilidad de estas patologías para combatir el estigma y el desconocimiento, así como un apoyo psicológico para los pacientes.
EFEsalud ha entrevistado a representantes de asociaciones de pacientes de cuatro enfermedades dermatológicas (dermatitis atópica, psoriasis, artritis psoriásica e hidrosadenitis supurativa) para conocer cómo les afecta la llegada del verano, tanto desde el punto de vista de la evolución de su enfermedad como emocional.
Dermatitis Atópica
La dermatitis atópica es una enfermedad crónica, con brotes, que se manifiesta con eczemas en la piel y picor.
Se calcula que cerca del 20 % de los niños en España la padece y entre el 1-3 % de los adultos. Suele aparecer en los primeros meses de vida, pero hay casos en los que debuta en la edad adulta, lo cual a veces supone una dificultad para el diagnóstico.
El picor puede llegar a ser muy intenso hasta el punto de afectar considerablemente la salud física por la descamación que produce el consiguiente rascado, además de la psicológica.
En esta época del año, los síntomas, fundamentalmente el picor, pueden verse agravados a causa de las altas temperaturas.
África Luca de Tena, miembro de la Asociación de Afectados por la Dermatitis Atópica (AADA), señala: “Con el calor muchos pacientes sufren, ya que el sudor nos provoca mucho picor, pero también se ha demostrado que con precaución y en pequeñas dosis, el sol puede ser beneficioso”.
La clave, dice, es encontrar el equilibrio. “Se debe evitar estar expuestos a altas temperaturas para evitar dentro de lo posible sudar mucho y utilizar una crema de protección alta e hidratante, libre de perfumes”.
Sobre el impacto psicológico, África Luca de Tena señala que “algunos pacientes sienten vergüenza al mostrar su piel desnuda, ya sea en bañador o con manga corta”.
“Es una patología tan extendida que a menudo la gente cree que conoce sus implicaciones, pero hay diferentes grados de gravedad y muchos de los retos a los que se enfrentan los pacientes son desconocidos o están banalizados”, lamenta.
Psoriasis
La psoriasis es una enfermedad inflamatoria del sistema inmunitario que puede afectar a la piel, las uñas y las articulaciones. Es crónica y se presenta en brotes, con exacerbaciones y remisiones.
La enfermedad provoca picor, rojeces y grietas en la piel, a menudo en partes visibles y a veces en áreas extensas.
Se calcula que afecta a entre el 3 y el 4 % de la población, por lo que más de un millón de personas en España sufren esta patología, que provoca en los enfermos grandes niveles de ansiedad y depresión.
De acuerdo con Santiago Alfonso, director de Acción Psoriasis, “la enfermedad interfiere en todos los aspectos de la vida”. “Es una enfermedad visible y, como tal, está presente las 24 horas del día”, añade.
La exposición a la luz ultravioleta (fototerapia) es uno de los tratamientos más extendidos para la psoriasis. Por este motivo, la exposición solar tiene un impacto positivo y mejora los síntomas de la enfermedad.
“El verano es bueno para la psoriasis por varios aspectos. Por un lado, el sol y, por otro, porque en la época del verano los pacientes están más relajados. Está comprobado que rebajar el estrés mejora la psoriasis”, sostiene Santiago Alfonso.
Y aunque el verano es bueno para la psoriasis, mostrar la piel requiere de un esfuerzo emocional del paciente.
“Muchos pacientes son víctimas de miradas, de rechazo… El paciente se ha de armar de valor para quitarse la ropa y mostrarse en una playa o una piscina”, explica el director de Acción Psoriasis.
Cada verano, Acción Psoriasis activa una campaña, ‘Destápate’, en la que animan a los pacientes a enviar fotos. “A veces, esta acción es parte de esa terapia”, señala Alfonso, quien insiste además en que la psoriasis “requiere formación, empoderamiento y una atención sanitaria los 12 meses del año”, no solo el verano.
Artritis psoriásica
La artritis psoriásica es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta a las articulaciones y/o entesis (zona de unión del tendón y ligamento al hueso).
Se calcula que unas 200.000 personas sufren artritis psoriásica en España.
Afecta fundamentalmente a las articulaciones de los dedos de manos y pies, la columna lumbar y sacra, las muñecas y las rodillas y se caracteriza por rojez, hinchazón y dolor de las articulaciones afectas.
Entre un 10 y un 30 % de las personas que sufren psoriasis cutánea pueden desarrollar artritis psoriásica a lo largo de su vida.
En la mayoría de los casos, la artritis psoriásica se manifiesta después de haber sido diagnosticados de psoriasis cutánea, con una media de 10 años entre la aparición de la afectación cutánea y el diagnóstico de la artritis.
En el 10-25 % de los casos, la artritis aparece antes que las afectaciones en la piel, hecho que provoca que se pueda confundir con una artritis normal.
Solo en el 10-15 % de los casos, las manifestaciones de psoriasis y artritis aparecen de forma simultánea.
Amelia Alcaraz, miembro de ConArtritis, explica que el impacto de la artritis psoriásica es similar al de la artritis reumatoide, “afecta mucho a los tendones, que se inflaman, y también a las articulaciones, aunque no es tan erosiva como la reumatoide”.
Aunque la artritis psoriásica repercute fundamentalmente en la movilidad, muchos pacientes presentan también lesiones cutáneas debido a la psoriasis.
“La artritis es invisible, puedes tener un poco deformada alguna articulación, pero no es tan llamativo como la reumatoide. En cambio, las lesiones en la piel sí se ven”, explica Alcaraz.
Por ello, exponer la piel durante el verano supone también un reto emocional para estos pacientes. “El problema es que, cuando las lesiones en la piel son muy visibles, la gente te rechaza porque piensa que es algo contagioso”, lamenta Amelia Alcaraz.
“Para las lesiones cutáneas es bueno el sol, si bien alguna medicación puede generar fotosensibilidad y, en ese caso, se debe evitar la exposición solar”, recuerda.
Hidrosadenitis supurativa
La Hidrosadenitis Supurativa (también llamada hidradenitis) es una enfermedad inmunomediada, progresiva, crónica, inflamatoria y supurativa de la piel.
Se manifiesta con nódulos inflamados recurrentes que evolucionan hacia la formación de abscesos y supuración de pus en zonas como axilas, área genitofemoral, perineo, glúteos o región inframamaria en el caso de las mujeres.
Afecta aproximadamente al 1 % de la población, fundamentalmente a mujeres, y tiene un alto impacto en la calidad de vida.
El dolor, la supuración y las cicatrices aíslan a quienes la padecen y limitan las relaciones sociales, afectivas y las actividades diarias básicas.
Silvia Lobo, presidenta de la Asociación de Enfermos de Hidrosadenitis Supurativa (ASENDHI), explica que las altas
temperaturas pueden generar complicaciones para las personas que sufren esta enfermedad.
“A nivel físico, el calor empeora la enfermedad, y puede provocar brotes. Además, hay que intentar mantener las zonas secas, sin sudor”, explica.
Además, la presidenta de ASENDHI señala que “a nivel psicológico es una época muy complicada, porque no te puedes poner un bikini o un bañador porque se ven las lesiones. Nos avergüenzan las cicatrices y nos tapamos. La enfermedad no es contagiosa, pero hay mucho rechazo”, lamenta.
La otra cara de la moneda es el impacto positivo que tiene bañarse en el mar: el agua de mar tiene un efecto emoliente y antiséptico que puede contribuir a curar las heridas.
Fuente: EFE Salud
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