Nueva York.- Las luces de Broadway comenzarán a brillar con todo su esplendor en agosto mientras el gobernador y el alcalde de Nueva York se quitan la palabra cada día para desvelar un nuevo gran concierto, un desfile o fuegos artificiales con los que anunciar a bombo y platillo el fin de la pandemia, que ha sumido a la Gran Manzana en una profunda crisis que seguirá aquí cuando la última carroza haya pasado.
“Igual que hemos visto las luces de Broadway comenzar a encenderse de nuevo, creo que también tenemos que mirar hacia El Bronx y Brooklyn, ya sabes, a todas las partes de la ciudad, para asegurarnos de que esta recuperación es experimentada por todos, no solo por los segmentos más visibles de la sociedad”, dice a Efe el director del Centro Nacional para la Preparación ante los Desastres de la Universidad de Columbia, Jeff Schlegelmilch.
Rodeado de fervientes acólitos, el gobernador Andrew Cuomo ofreció el pasado día 15 de junio una alborozada rueda de prensa para anunciar el levantamiento de todas las restricciones impuestas por la pandemia, con la excepción de las vigentes en los transportes públicos, hospitales o guarderías.
“Los negocios pueden abrir porque las órdenes estatales ya no están vigentes, ni las restricciones de la capacidad o de los aforos, ni hay que medir la temperatura, ni es necesario continuar los protocolos extraordinarios de limpieza y desinfección”, dijo Cuomo.
Ese día, el 70 % de los adultos del estado habían recibido al menos una dosis de la vacuna contra la covid-19.
“Un 70 % significa que ahora podemos regresar a la vida como la conocíamos”, dijo el gobernador ante una entregada audiencia que constantemente lo interrumpía con aplausos y a la que también cacareó que esa misma noche se lanzarían fuegos artificiales en todo el estado en homenaje a los trabajadores de primera línea.
Las palabras de Cuomo se extendían como la pólvora cuando todavía resonaba el anuncio que un día antes había hecho el alcalde Bill de Blasio, adelantando un “gran desfile” presencial, el próximo 7 de julio, dedicado a los trabajadores esenciales.
“El primer desfile del regreso; el primer gran desfile verdadero en la ciudad de Nueva York, será uno para celebrar a los héroes de la lucha contra la covid-19”, dijo el alcalde, que había prometido la reapertura total para el 1 de julio.
UN OPTIMISMO CONTAGIOSO
Los neoyorquinos recibieron con cautela los primeros levantamientos de las restricciones pero poco a poco han ido volviendo a llenar parques, calles, terrazas, bares y restaurantes, aunque muchos prefieren seguir poniéndose la mascarilla en lugares donde ya no es obligatorio, como comercios y supermercados.
“Estamos en un momento para respirar profundamente, para celebrar un poco; pero es una celebración muy frágil, porque necesitamos reconocer que esta pandemia está lejos haberse terminado. Pero estamos en el camino en el que queremos estar y debemos continuar así”, asegura Schlegelmilch.
Sin embargo, advierte de que él es “cautelosamente optimista de que Nueva York se recuperará” porque, según subraya, “las cicatrices dejadas por esta pandemia permanecerán una generación o más, como hemos visto en las pandemias a lo largo de la historia”.
LAS SOMBRAS DE LA CRISIS
Steve Malanga, experto del centro Manhattan Institute, tampoco mira Nueva York con los mismos ojos que sus representantes políticos.
Malanga explica a Efe que la tasa de desempleo del estado es del 8.2%, “sustancialmente por encima” del promedio de Estados Unidos, que se sitúa en el 5.8 %, y añade como “todavía es más preocupante” que el paro en la Gran Manzana esté en el 11,4 %.
“La ciudad de Nueva York tiene un largo camino por recorrer antes de que se recupere a los niveles anteriores a la pandemia, especialmente si algunos cambios fundamentales, como las personas que trabajan a distancia, continúan (sin volver a sus puestos de trabajo físico) incluso después de la pandemia”, sentencia.
EL RETO DE LA SEGURIDAD
Para Malanga, el principal reto de la urbe es “restablecer el orden social” y evitar que la violencia rampante se descontrole.
“La reactivación económica de Nueva York, que comenzó en la década de 1990 y continuó incluso después del 11 de septiembre y de la recesión de 2008, se basó en la disminución de la delincuencia”, sostuvo, antes apuntar que la economía en los distritos periféricos y la prosperidad de los pequeños negocios, como las tiendas minoristas y los restaurantes, “los más golpeados por la crisis”, se benefician “de la seguridad y de índices bajos de criminalidad”.
El turismo es otra de las piedras angulares por las que apuesta el estado para reactivar la economía local y cuyo desarrollo Malanga también vincula a la seguridad.
Según dijo a Efe la portavoz de NYC & Company, Adriana Aristizábal, la ciudad espera recibir 10 millones de turistas durante la temporada de verano, lo que supondría seis millones más que durante el pasado verano, pero todavía siete millones y medio menos que los que visitaron la ciudad en el verano de 2019.
Las últimas encuestas electorales elaboradas con motivo de las elecciones primarias a la alcaldía de Nueva York han revelado que la principal preocupación de los votantes, por encima del empleo, la covid-19 o la vivienda, es el aumento de la inseguridad.
“La mayoría de los candidatos a alcalde que ocupan los primeros lugares en las encuestas de opinión han enfatizado la necesidad de detener el aumento de la delincuencia como parte fundamental del resurgimiento de la ciudad. Claramente, ese será un tema importante en la agenda del próximo alcalde”, sentencia Malanga.
EFE
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