La gran reforma electoral impulsada por el partido del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se topó este martes con el bloqueo unánime de los senadores del Partido Republicano, quienes ni siquiera accedieron a debatir la iniciativa durante una votación clave.
El marcador quedó en empate con 50 demócratas a favor y 50 republicanos en contra; de manera que el proyecto no superó la barrera de 60 apoyos que necesitaba para que fuera considerado en el hemiciclo de la Cámara Alta.
La legislación, bautizada “For the People Act” (La ley para el pueblo, en español), aspiraba a ser la mayor reforma electoral desde la Ley de Derecho al Voto de 1965, que prohibió las prácticas discriminatorias contra los afroamericanos y que se considera un hito del movimiento por los derechos civiles.
Después de la votación, visiblemente frustrado, el líder de la mayoría demócrata del Senado, Chuck Schumer, acusó a los republicanos de haber convertido la supresión al voto en parte de su identidad política y prometió que seguirá luchando para proteger ese derecho.
“Quiero ser muy claro en una cosa: La lucha para proteger el derecho al voto no ha terminado. ¡De ninguna manera!”, clamó.
La reforma electoral buscaba contrarrestar las restricciones al voto que han impuesto recientemente los republicanos a nivel estatal, con la aprobación de 14 leyes que limitan el sufragio de las minorías hispana y afroamericana, menos inclinadas a acudir a las urnas.
Los conservadores aseguran que su objetivo es frenar irregularidades, pero los demócratas creen que su verdadera meta es acabar con los controles que impidieron al expresidente Donald Trump revocar los resultados de las elecciones presidenciales de 2020, en las que ganó Biden.
“¿Vamos a dejar que el expresidente más deshonesto de nuestra historia siga envenenando nuestra democracia desde dentro?”, preguntó Schumer en referencia a Trump.
EL FILIBUSTERISMO, LA MEJOR ARMA REPUBLICANA
Para bloquear la legislación, los republicanos usaron una maniobra conocida como “filibusterismo” (“filibuster” en inglés) y que tradicionalmente consistía en hablar y hablar por horas, días, y en algunos casos hasta semanas, en el hemiciclo del Senado para impedir que un asunto se sometiera a votación.
Sin embargo, ahora no es necesario que un senador aguante horas hablando y, como ocurrió hoy, una legislación puede naufragar si el partido en la mayoría no logra 60 votos.
Antes de la votación, el líder de la minoría republicana, Mitch McConnell, ya anunció que acudiría a esa artimaña para bloquear la iniciativa.
Consideró, además, que la legislación supone una intromisión del Gobierno federal en los asuntos de los estados y, sin aportar ninguna prueba, acusó a los demócratas de estar manipulando las reglas electorales a su favor.
“Estamos ante un plan claramente partidista para inclinar cada elección en Estados Unidos permanentemente a favor de los demócratas”, arremetió McConnell.
SABOR AMARGO PARA LOS DEMÓCRATAS
Entretanto, la votación dejó un sabor amargo entre los demócratas. Por un lado, después de semanas de tensiones internas, consiguieron unir filas y convencer al senador más conservador de su partido, Joe Manchin, de que votara a favor de la propuesta, algo que finalmente hizo.
Pero, por otro lado, el bloqueo republicano supone el fracaso de una de las prioridades de Biden y de la vicepresidenta de EE.UU., Kamala Harris, quien formalmente también ejerce de presidenta del Senado y que este martes presidió la votación y el debate previo.
Harris no hizo ningún comentario sobre la derrota en el hemiciclo, pero posteriormente en un comunicado prometió que ella y Biden seguirán luchando para proteger el derecho al voto.
“El presidente y yo no nos dejamos intimidar, y sé que el pueblo estadounidense tampoco se deja. Como las generaciones anteriores, no nos rendiremos, no nos rendiremos y continuaremos la lucha para fortalecer el derecho al voto”, afirmó Harris, la primera afroamericana en ocupar la Vicepresidencia.
La batalla sobre el derecho al voto se produce porque, en EE.UU., cada estado fija sus propias reglas.
Durante la pandemia, muchos territorios flexibilizaron los requisitos para votar por correo o por adelantado, lo que provocó un récord de participación y alimentó teorías de conspiración entre Trump y sus seguidores sobre un supuesto fraude masivo en las urnas.
Desde entonces, 14 estados han aprobado leyes que restringen el derecho al voto, según la organización no partidista States United Democracy Center.
La ley que hoy fracasó buscaba establecer las mismas reglas para todos los estados, además de limitar la influencia del dinero en la política y la manipulación de los distritos electorales.
Fuente: EFE
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