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¿Qué es la nefropatía diabética y cómo se puede tratar?


 La nefropatía diabética es una de las enfermedades renales más frecuentes en la actualidad. De hecho, se considera la primera causa de insuficiencia renal evitable y de trasplante renal en los países occidentales.

El trastorno consiste en el daño renal a consecuencia de un mal control de la glucosa en la sangre en pacientes diabéticos. La diabetes es una enfermedad en la que el cuerpo no puede utilizar o producir insulina suficiente. Por eso, el azúcar no puede entrar a las células como debería.

Esto provoca daños a nivel de muchos órganos, como el riñón. En este artículo te explicamos todo lo que debes saber sobre la nefropatía diabética, por qué se produce y cómo evitarla.

¿En qué consiste la nefropatía diabética?

La nefropatía diabética, como su nombre lo indica, es una patología renal relacionada con la diabetes. Es una complicación a largo plazo grave, que se asocia a la diabetes tipo 1 y a la tipo 2.

Según explican los especialistas de la Clínica Mayo, es uno de los trastornos más frecuentes de esta patología. Se estima que casi un 25 % de todas las personas diabéticas desarrollan la nefropatía. Además, cursa de forma asintomática hasta que el daño es muy avanzado.

La causa de la nefropatía, al igual que ocurre con la mayoría de los problemas secundarios a la diabetes, es el daño que produce el nivel alto de glucosa en la sangre de forma mantenida en el tiempo. La glucemia puede lastimar los vasos sanguíneos, alterando la circulación.

Si se considera la alta prevalencia de la diabetes en la sociedad, es fácil entender que la nefropatía diabética es una entidad común. De hecho, como ya hemos señalado, se considera la primera causa de trasplante renal en los países occidentales.

Síntomas de la nefropatía diabética

La nefropatía diabética cursa de forma asintomática al comienzo. Hasta que el daño renal no es avanzado, es infrecuente que aparezcan síntomas.

A día de hoy, la diabetes suele diagnosticarse de forma temprana. Lo mismo ocurre con la nefropatía. No obstante, esto depende del cuidado que cada paciente ponga en el seguimiento de su cuadro clínico.

Así lo explica un artículo de Clínica Universidad de Navarra. En él también expresa que lo primero que aparece es una cantidad elevada de proteínas en la orina (principalmente, albúmina). A medida que progresa el daño hay una mayor pérdida proteica.

Los pacientes suelen sufrir edemas en las extremidades y en los párpados. Es usual que haya cansancio, confusión, pérdida de apetito, náuseas y vómitos. Algunas personas experimentan dificultad para respirar y menor necesidad de insulina, de forma paradójica, para controlar la glucemia.

Si no se trata, la nefropatía diabética y la diabetes en sí progresan y se complican más. Puede aparecer edema pulmonar, hiperpotasemia (potasio elevado en la sangre), anemia y diarrea. También es frecuente que la enfermedad vascular se agrave. Esto da lugar a accidentes cerebrovasculares y retinopatías.

Causas y factores de riesgo

La causa de la nefropatía diabética es la diabetes. Lo más frecuente es que ocurra en personas que sufren diabetes tipo 1 o tipo 2. De hecho, solo suele aparecer en aquellos pacientes que tienen glucemias mal controladas.

La razón es que las glucemias elevadas provocan daño de forma progresiva en los vasos sanguíneos. El riñón es el órgano encargado de filtrar la sangre para expulsar las toxinas a través de la orina. Por lo tanto, está formado por miles de arterias de pequeño tamaño.

Estos vasos se afectan y dañan, al igual que la arteria renal principal. La nefropatía diabética es más frecuente en los pacientes diabéticos que fuman. Lo mismo sucede con aquellos que padecen hipertensión arterial mal controlada.

El colesterol alto es otro de los factores de riesgo. Por último, si existen antecedentes de problemas renales en la familia se incrementa la probabilidad.

¿Cómo se diagnostica?

Para realizar el diagnóstico de nefropatía diabética es importante que el médico conozca toda la historia clínica del paciente. Debe saber el tipo de diabetes, desde cuándo se sufre el problema y cómo es el control de la patología. Además, se necesitan una serie de pruebas complementarias para evaluar la función renal.

Según explica el Manual MSD, lo habitual es que se hagan cribados a todos los diabéticos de forma anual. Para ello se determina el cociente entre albúmina y creatinina en una muestra de orina. Son dos parámetros que permiten valorar la función renal.

Por otra parte, se realizan pruebas de imagen, como radiografías y ecografías. Con ellas se puede observar la estructura y el tamaño de los riñones.

En algunos casos se realizan biopsias de tejido renal. Es una prueba que consiste en extraer una muestra del riñón. La misma se analiza en el laboratorio para estudiar el estado del órgano.

Tratamientos disponibles para la nefropatía diabética

La nefropatía diabética es una enfermedad grave que debe ser tratada. De lo contrario, puede evolucionar a una insuficiencia renal muy grave que ponga en riesgo la vida.

En primer lugar se emplean fármacos para tratar de controlar la presión arterial. Los más utilizados son los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECAs), como el enalapril. También pueden recetarse bloqueadores de los receptores de la angiotensina III (ARA II), como el losartán.

stos fármacos mejoran la presión arterial, pero también ayudan a regular el filtrado del riñón. Por lo tanto, disminuyen la pérdida de proteínas en la orina. En muchos pacientes se instaura un abordaje para el colesterol alto. Los medicamentos más usados son las estatinas.

Es fundamental que los niveles de glucosa se mantengan bien controlados. Por eso no se puede abandonar nunca el tratamiento antidiabético.

El problema es que, en muchos casos, la nefropatía diabética avanza hasta la insuficiencia renal grave. Cuando los riñones no funcionan más hay que recurrir a la diálisis o al trasplante renal. La diálisis consiste en eliminar los productos de desecho y el exceso de líquido del cuerpo mediante una máquina especializada.

El trasplante es la mejor opción, solo que requiere encontrar un donante compatible, lo que no siempre es sencillo. Además, el paciente debe reunir una serie de criterios para ser apto para un trasplante.

La nefropatía diabética puede prevenirse

La nefropatía diabética es una complicación grave de la diabetes, pero potencialmente prevenible. Para evitar esta enfermedad es fundamental tratar de forma efectiva la diabetes. Hay que mantener los niveles de glucosa dentro de los parámetros recomendados.

Por eso hay que realizar controles de manera habitual de la glucemia y seguir las indicaciones del médico. Además, controlar estos niveles puede ser más sencillo si se adoptan unos hábitos de vida saludable.

Tal y como explica un artículo del National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases, mantener un peso saludable y realizar actividad física es muy importante. Del mismo modo, se debe descansar entre 7 y 8 horas diarias.

Controlar la presión arterial y el colesterol son dos pilares básicos para la prevención de la nefropatía diabética. Por eso hay que evitar fumar, ya que daña tanto los riñones de manera directa como a los vasos sanguíneos.

Lo que debemos tener presente es que la nefropatía diabética puede conllevar la pérdida de la función renal y un deterioro de la calidad y esperanza de vida. Por eso, todas las personas con diabetes necesitan ser conscientes del riesgo. Deben acudir al médico con frecuencia para intentar controlar y prevenir lo máximo posible este tipo de complicaciones.

Fuente: Mejor con salud

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