Cada 10 de mayo se conmemora a nivel mundial el Día del Lupus, una enfermedad que se presenta cuando el sistema inmunológico del cuerpo ataca los propios tejidos y órganos.
Esta enfermedad, que puede presentarse de cuatro formas distintas (lupus eritematoso sistémico, lupus cutáneo, el inducido por medicamentos y el neonatal), afecta alrededor de 5 millones de personas en todo el mundo en algunas de sus formas, y en la Argentina se estima que 1 de cada 2.000 personas padecen esta patología, siendo más frecuente en mujeres que en hombres.
Según explicó el doctor Bernardo Pons Estel, coordinador de Gladel y codirector de Hablemos de Lupus, esta afección es una enfermedad autoinmune crónica y compleja en la que el sistema inmune puede afectar las articulaciones, la piel, el cerebro, los pulmones, los riñones y los vasos sanguíneos, causando inflamación generalizada y daño en los tejidos de los órganos afectados. Si bien existen diferentes tipos de lupus, como el cutáneo, el inducido por medicamentos o el neonatal, el más frecuente es el Lupus Eritematoso Sistémico (LES).
“Sus síntomas incluyen fatiga, cambios de humor, depresión, ansiedad, dolor o inflamación en las articulaciones, erupciones en la piel y fiebre, con diferentes niveles de gravedad. Algunos son similares a los de la artritis reumatoidea; por eso, en ocasiones, se confunde el diagnóstico”, afirmó Estel.
Y agregó: “Si bien la realidad es diferente en cada país de América Latina, en la mayoría, las consultas presenciales han disminuido drásticamente durante la pandemia de COVID-19, principalmente, por el gran temor a contagiarse, ya que los pacientes con lupus presentan alteración de su sistema inmunológico por la propia enfermedad, a la vez que pueden estar tratados con medicamentos inmunosupresores. Sin embargo, ha ocurrido un incremento en la teleconsulta y una alta necesidad de conocer acerca de los problemas de salud del momento”. Si bien se desconoce la causa del lupus, existen tratamientos que permiten reducir el daño a los órganos y a las articulaciones, y aliviar el dolor y la inflamación, lo que permite tener una mejor calidad de vida.
Así le sucedió a Gabriela Barzola, quien padece la enfermedad hace muchos años, y quien asegura que desde que fue diagnosticada y comenzó el tratamiento mantiene una vida normal. “Cuando fui diagnosticada con LES -porque en un principio me diagnosticaron una artritis reumatoidea- mi tratamiento consistía en corticoides, antipalúdicos e inmunosupresores. Años después, los médicos decidieron optar por un tratamiento biofarmacéutico que permitió reducir al mínimo el corticoide y mejorar notablemente mi calidad de vida”, sostuvo.
Además, relató que durante la pandemia de COVID-19 “mantiene los mismos cuidados que tenemos que tener todos, usando el barbijo cada vez que salgo, lavándome las manos todo el tiempo, poniéndome alcohol en gel, desinfectando las mercaderías, y tratando de mantener el menor contacto posible con otras personas. Al ser una paciente de riesgo, actualmente, no estoy yendo a trabajar, sino que lo hago de manera virtual, solo salgo por cosas necesarias, no por cualquier motivo. Ahora estoy esperando la vacunación que nos toque al grupo de riesgo en que yo estaría incluida”.
Si bien el lupus puede afectar a cualquier persona, es más frecuente en las mujeres. De hecho, de cada 10 adultos que padecen la enfermedad, solo uno es hombre. Los síntomas y el diagnóstico de la enfermedad ocurren con más frecuencia entre los 15 y 44 años, y aquellos familiares de personas con Lupus tienen entre un 5% y un 13% de probabilidad de desarrollar la enfermedad.
“Hay mucho desconocimiento sobre el lupus, no solo por parte de la población general, sino también por parte de los médicos. Por eso, la educación utilizando contenidos amigables y adaptados a la escolaridad de la audiencia, es fundamental para que los pacientes aprendan a vivir con esta enfermedad. A través del cuidado médico por parte de profesionales con experiencia en la enfermedad, el lupus se puede controlar y los pacientes pueden lograr una buena calidad de vida”, sostuvo Pons Estel.
Es fundamental concientizar acerca del lupus para que más personas puedan consultar con su médico, realizar los estudios correspondientes, diagnosticar la enfermedad de manera temprana y así comenzar el tratamiento que les permita llevar una vida normal.
Si bien el lupus no tiene cura, afortunadamente existen tratamientos farmacológicos que contribuyen a controlar el progreso de la enfermedad y disminuyen los síntomas. Sin embargo, algunas personas son resistentes a los tratamientos convencionales, en cuyo caso es preciso tratar la enfermedad y su sintomatología con nuevas opciones. En este sentido, el uso de células madre mesenquimales es el último avance de la ciencia para tratar esta enfermedad que afecta a millones de personas en el mundo. De allí, radica la importancia del almacenamiento del cordón umbilical de los recién nacidos (donde pueden encontrarse estas células), para el tratamiento de este tipo de enfermedades y de otras tantas.
“Las células madre mesenquimales, que se pueden obtener de la médula ósea (fábrica de la sangre), del tejido adiposo o grasa y del tejido de cordón umbilical, entre otros tejidos, actúan como inmunomoduladoras y de forma protectora, frenando los procesos inflamatorios, entre otras cualidades de valor, al momento de pensar en terapias celulares. A tener en cuenta: estas células, como sí ocurre con las células madre de la sangre, no tienen la problemática asociada a la necesidad de compatibilidad. Por sus propiedades, han sido reconocidas como una herramienta prometedora para el tratamiento de trastornos inflamatorios y diversas enfermedades autoinmunes como el lupus, motivo por lo cual existen innumerables ensayos clínicos en avance en este sentido”, comentó el doctor Claudio Dufour, director Médico de BioCells.
En esta línea, en los últimos años se han realizado diversos estudios e investigaciones para conocer el grado de eficiencia de estas células en el tratamiento del lupus. Uno de estos estudios es el que realizó el departamento de Reumatología e Inmunología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nanjing (China), denominado “Terapia Celular con células mesenquimales induce el aumento de FLT3L y células dendríticas CDc1+ en pacientes con LES”, y cuyos hallazgos fueron comunicados en la revista Nature en 2019.
De acuerdo a lo observado, las células mesenquimales producen una proteína denominada FLT3L (gen que da origen a una proteína que participa en la formación y la multiplicación de células sanguíneas nuevas) que ayuda a incrementar la cantidad de células dendríticas terogénicas (CDc1+), que son las encargadas de regular la actividad de otras células del sistema inmune, en la sangre de las personas con LES. Este hallazgo no es menor, ya que en el caso de los pacientes con LES tanto la proteína FLT3L como la CDc1+ están francamente disminuidas.
“En esta investigación se estudió a 21 pacientes con LES que no estaban respondiendo a los tratamientos más convencionales y se les realizó una infusión intravenosa de células mesenquimales del cordón umbilical. Como consecuencia, los pacientes reportaron un aumento en la cantidad de células CDc1+ en su sangre; además, se observaron cambios en el índice de actividad de la enfermedad y mejoría en los síntomas que se mantuvieron hasta por seis meses después del tratamiento. Incluso, se evidenció una mejoría en la función renal de los pacientes con nefritis lúpica, que es una complicación frecuente en pacientes con LES”, detalló el especialista.
Más recientemente, en el año 2020 especialistas en el tema realizaron el metaanálisis “Eficacia clínica y seguridad de las Células Madre Mesenquimales para el Lupus Eritematoso Sistémico”, con el objetivo de evaluar los niveles de eficacia y seguridad de los tratamientos con células mesenquimales para esta enfermedad autoinmune. Con este análisis, que consistió en la revisión de 10 investigaciones realizadas entre los años 2000 y 2019 por diversos grupos de expertos, se llegó a la conclusión de que el uso de las células madre mesenquimales podría ser un agente terapéutico celular prometedor para las personas con lupus eritematoso sistémico, así como para otras enfermedades cuya base es la alteración de la inmunidad.
Se observó que los pacientes con este tipo de lupus que recibieron el tratamiento con células madre mesenquimales tuvieron niveles más bajos de proteinuria (aparición patológica de proteínas en orina) entre los tres y seis meses, comparado con un grupo de control; al mismo tiempo que se observó menor actividad de la enfermedad a los dos y seis meses y menos afectos adversos.
“El gran desafío es avanzar en la investigación clínica de las células mesenquimales del cordón umbilical para tener cada vez más información, sobre cómo pueden generar cambios positivos en el sistema inmune de las personas con lupus para aminorar los síntomas y mejorar así la calidad de vida de las personas. Sin embargo, se deben diseñar y realizar más estudios con puntos finales a más largo plazo y tamaños de muestra de pacientes más grandes para identificar resultados adicionales y sólidos, centrados en el paciente en el futuro”, sumó Dufour.
Para conocer más acerca del Lupus puede acceder a @conociendomilupus en Instagram y Facebook, una iniciativa del laboratorio GSK para ayudar a difundir, educar y concientizar sobre la enfermedad.
Infobae
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