El nombre de George Floyd sigue en boca de los habitantes de Mineápolis (Minesota) y de Estados Unidos, todavía con las heridas de este caso «abiertas», en la víspera del inicio de los argumentos orales en el juicio contra el expolicía acusado de terminar con su vida, Derek Chauvin.
Una de las mineapolitanas que no confía en que la Justicia estadounidense pueda cerrar las heridas causadas por ese episodio fatal es Anwulika Okafor, una organizadora comunitaria que vivía a dos bloques del punto en el que Floyd murió presuntamente asfixiado por el agente.
«A pesar de que todos vimos a Derek Chauvin usando su rodilla para matar lentamente a George Floyd durante 8 minutos y 46 segundos, todavía no tengo fe en el sistema judicial de este país para que sea condenado por asesinato», señaló a Efe Okafor, con tono asertivo, mientras recogía firmas para cambiar el sistema de vigilancia de la ciudad.
Los datos de un análisis del grupo Mapping Police Violence, que recopila información sobre la violencia policial, muestran que el año pasado 1.127 personas murieron tras interactuar con las fuerzas de seguridad y, de todos esos casos, solo 16 (un 1 %) desembocaron en la imputación de agentes.
Chauvin está acusado de tres cargos de asesinato en segundo grado, penado con hasta 40 años de cárcel; de asesinato en tercer grado, con una condena máxima de 25 años; y de homicidio en segundo grado, que acarrea hasta 10 años de privación de libertad.
«SE LO VAN A PENSAR DOS VECES»
Pese a que la tónica general en Mineápolis es la de no tener «demasiadas esperanzas» en el juicio contra Chauvin, según ha comprobado Efe en los últimos días, también hay espacio para personas que esperan que un veredicto «duro» traiga cambios en la relación entre los departamentos de policía y las comunidades minoritarias.
«Siento que si se da la justicia como se debe, que le den los años (de condena) que de verdad merece (Chauvin), los policías se lo van a pensar dos veces antes de tomar acciones violentas contra la comunidad», dijo Viviana Inamagua, una joven de 23 años nacida en Veracruz (México) y que reside en Minesota desde hace un lustro.
En este período, sin embargo, Inamagua ha podido vivir en primera persona cierto tipo de discriminación en las calles de parte de las autoridades, debido al «privilegio blanco» en la ciudad, según sus palabras.
«Siento que por estar en una comunidad con privilegio blanco, solo por mi color de piel, los policías me miran fijamente por los estereotipos que tienen y no me siento segura», lamentó Inamagua en perfecto español, a pesar de dudar antes de la entrevista con Efe si sería capaz de hacerlo en este idioma.
EXPECTACIÓN INTERNACIONAL
Inamagua, Okafor y otros habitantes de Mineápolis con los que conversó Efe coincidieron en destacar la «gran expectación internacional» que ha despertado el inicio de este caso, cuyo origen, la muerte de Floyd, desató la mayor ola de protestas en EE.UU. desde el asesinato de Martin Luther King Jr. en 1968.
Decenas de periodistas de España, Chile, Australia, Israel y otros puntos de EE.UU., entre otros, han llegado en las últimas horas a la «ciudad de los lagos» para conocer de primera mano cómo reacciona Mineápolis a este juicio, que se espera que tenga una duración máxima de 4 semanas.
«Nunca había hablado ni visto tanta gente de fuera en nuestra ciudad. ¡Es importante que cuenten esto al mundo!», exclamó a Efe una activista, que prefirió no revelar su identidad, antes de reconocer que las heridas por el caso de George Floyd «continúan abiertas».
«Esto es duro», terminó, con gesto serio.
Fuente: EFE
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