El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, urgió este lunes al Consejo de Seguridad de la ONU a reabrir los pasos fronterizos a Siria bloqueados por Rusia, en un apasionado discurso en el que dijo que las potencias mundiales deberían avergonzarse de su inacción.
Durante una sesión virtual del Consejo sobre Siria, que presidió él mismo, el principal diplomático estadounidense -de modales suaves- expresó enérgicamente su indignación por el continuo sufrimiento del pueblo sirio, 10 años después del inicio de la guerra civil.
«¿Cómo es posible que no podamos encontrar en nuestros corazones la humanidad común para emprender acciones significativas?», dijo el secretario de Estado de la administración de Joe Biden, recordando a sus dos hijos.
«Miren en sus corazones», pidió. «Tenemos que encontrar la manera de hacer algo, tomar medidas para ayudar a la gente. Esa es nuestra responsabilidad. Y qué vergüenza si no lo hacemos», añadió.
Las ayudas a Siria, donde la mayoría de la población depende de esos suministros, solo pueden ingresar a partir de julio de 2020 por el cruce de Bab al Hawa en la frontera turca.
Rusia, que ejerce el veto y está aliada con el presidente Bashar al Assad, se opuso con éxito a mantener otros cruces, alegando que violaban la soberanía del gobierno de Damasco.
«La soberanía nunca tuvo la intención de garantizar el derecho de ningún gobierno a matar de hambre a las personas, privarlas de medicinas que salvan vidas, bombardear hospitales o cometer cualquier otro abuso de derechos humanos contra los ciudadanos», dijo Blinken.
El jefe de la diplomacia estadounidense señaló un ataque ruso la semana pasada cerca del cruce de Bab al Hawa que interrumpió toda la entrega de ayuda a Siria.
De su lado, el viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Vershinin, expresó su indignación porque el gobierno de al Assad no fue invitado a una conferencia de ayuda a Siria celebrada en Bruselas.
«Hay una politización creciente de la ayuda humanitaria», reclamó.
La ayuda transfronteriza propuesta «viola los principios del derecho internacional», y es sólo porque «el gobierno que está en el lugar no se adapta» a Occidente, objetó.
Blinken pidió la reapertura de los cruces cerrados en Bab al Salam, también en la frontera turca, y Al Yarubiyah, en la frontera iraquí, argumentando que abastecieron respectivamente a 4 millones y a 1,3 millones de sirios.
Se espera que el tema vuelva a alcanzar un punto crítico en julio, cuando la habilitación del único cruce restante deba ser renovada por el Consejo de Seguridad.
Blinken pidió en última instancia una solución política en Siria.
Esta guerra se ha cobrado casi 400.000 vidas, y ha desplazado a millones, en medio de un crecimiento del grupo extremista Estado Islámico.
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