Un preocupante informe del Congreso de Estados Unidos advierte que las empresas fabricantes de alimentos para bebés ofertan productos con alarmantes niveles de arsénico, plomo, cadmio y mercurio, muchos de los cuales son comercializados y consumidos de manera masiva en República Dominicana como bocadillos de arroz, galletas para la dentición, jugos y compotas, y pueden generar temibles consecuencias para la salud de los niños.
Ante los resultados de ese estudio publicado recientemente, Nuria Investigación Periodística realizó una entrevista exclusiva a Charlotte Brody, directora nacional de la organización no gubernamental norteamericana Healthy Babies Bright Futures, quien dirigió en 2019 la investigación que sirvió de base para el informe presentado en febrero de este año por la Cámara de Representantes de los Estados Unidos.
“Los que tenían los niveles más altos de contaminación eran los cereales de arroz debido al arsénico y los alimentos para bebés que tenían muchas batatas dulces y zanahorias en ellos”, explicó Brody.
Los niveles permisibles dependen del metal, la edad del individuo y la legislación de cada país. La investigación encontró resultados de hasta 91 veces el nivel de arsénico, 177 veces el nivel de plomo, 69 veces el nivel de cadmio y 5 veces el nivel de mercurio.
“Lo que dicen los informes del Congreso de los Estados Unidos y otros similares es que estos alimentos superan el límite permisible por los organismos de regulación como la FDA. Son niveles tan pequeños que se hablan de partes por millón o partes por billón.
Eso quiere decir que los niveles permisibles son muy, muy, bajos, muy, muy bajitos”, indicó el toxicólogo Jesús Boadas.
Un subcomité de la Cámara de Representantes de Estados Unidos solicitó datos internos de 7 empresas, de las cuales solo 4 colaboraron: Nurture Inc, Hain Celestial Group Inc, Beech-Nut Nutrition y Gerber, una unidad de Nestlé. Walmart Inc, Campbell Soup Co y Sprout Organic Foods se negaron a cooperar.
Ante este estudio tan preocupante en Estados Unidos, Nuria Investigación Periodística conversó con Luis Martínez, el titular de la Dirección General de Medicamentos, Alimentos y Productos Sanitarios –Digemaps-, organismo encargado de la regulación, el control, la fiscalización y la vigilancia de medicamentos, productos sanitarios, alimentos y bebidas en República Dominicana, para saber si tenían conocimiento de estas investigaciones y las medidas que se pueden adoptar.
“En la base de datos del Departamento de Registro Sanitario encontramos que existen algunos productos, principalmente dos marcas, que están registradas en los archivos de Digemaps”, afirmó Luis Martínez.
Pese a que el director de la entidad se negó a precisar cuáles son esas dos marcas de alimentos para bebés, es de amplio conocimiento que Heinz y Gerber son las principales marcas estadounidenses comercializadas y consumidas en el país.
Las autoridades asumen que por el simple hecho de que provengan de naciones más desarrolladas, estos alimentos no representen ningún peligro, pese a las organizaciones de esos mismos países aseguran que son dañinos.
A esos productos no se les requiere hacer análisis físico-químicos y se les otorga un registro sanitario simplificado, porque se estipula que como proceden de un país que tiene regulaciones y procedimientos que se cumplen cabalmente.
De su lado, la directora nacional de Healthy Babies Bright Futures dijo que “no hay ninguna razón para creer que los alimentos para bebés de la República Dominicana sean más seguros que los de Estados Unidos”.
“Estamos tomando todas las medidas, pero primero tenemos que ver qué cuál es la situación, para entonces nosotros, concomitantemente, como te dije a la a lo que es el reglamento alimentario, que ahí se va a estipular todo, todas las reglas, todas las reglas en ese sentir de cada alimento”, aseguró el director de Digemaps.
Precisó que Republica Dominicana se rige por organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), los cuales cuentan con un importante equipo de técnicos especialistas en aditivos alimentarios y ellos son los que elaboran una tabla de los valores máximos de los componentes que debe poseer un alimento.
“Se trata de un problema mundial. Y todos los gobiernos deben llamar la atención sobre el problema y decirles a las empresas que quieren que se solucione este problema”, valoró Brody.
Mientras, el toxicólogo Jesús Boadas resaltó el impacto del uso indiscriminado de fertilizantes y pesticidas en la agricultura. “Quizás la fuente principal de estos metales allí sea contaminación de la materia prima: la fruta, las hortalizas, todo con lo que hacen esos…que elaboran esos alimentos”, puntualizó.
En tanto, Charlotte Brody llamó a investigar “cómo conseguir que las zanahorias, los boniatos y el arroz sean tan saludables como deberían ser”.
Sin estar conscientes de ello, muchos padres están exponiendo a sus hijos a una intoxicación a metales pesados con temibles consecuencias. Así lo explicó la pediatra-neuróloga, Patricia Jerez.
“Es un riesgo para producir una enfermedad grave que no nada más es al cerebro o al sistema nervioso central. Puede afectar tanto el sistema gastrointestinal y el sistema hemático, produciendo cáncer, sobre todo aquellas leucemias. Puede producir también al riñón, puede afectar, puede afectar a lo que es el cerebro y médula y nervios esféricos”, indicó.
Pediatras y toxicólogos advirtieron que es mucho más considerable el impacto que sufre un niño expuesto a estas sustancias en comparación a un adulto, porque todavía no han desarrollado la protección del sistema nervioso central.
“Sobre todo en los niños más pequeños donde tienen todos estos órganos están, digamos, en pleno desarrollo y en muchos de ellos en formación y en crecimiento como los huesos”, subrayó Boadas.
Ante el plan anunciado por la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), mediante el cual se comprometió a corto plazo a revisar los niveles de acción actuales, así como a desarrollar medidas adicionales para que los alimentos para bebés sean más seguros, incluida la finalización de la guía preliminar sobre arsénico en el jugo de manzana y la publicación de una guía preliminar con niveles de acción para el plomo en los jugos, Healthy Babies Bright Futures saludó la intención pero calificó de “débiles” estas medidas.
“¿Aprovecharán esta oportunidad para hacer mucho más y proteger mejor a los bebés y ayudar a los agricultores a descubrir cómo eliminar el plomo de la batata o el cadmio de una zanahoria? Realmente no cambia la situación de crisis”, valoró la directora nacional de la mencionada organización.
Uno de cada tres niños en el mundo, un total de 800 millones de infantes, tienen niveles de plomo en la sangre iguales o superiores a 5 microgramos por decilitro, es decir, el nivel en el que es necesaria una intervención, según un informe presentado en julio del pasado año por UNICEF y Pure Earth, titulado: “La tóxica verdad: la exposición de los niños a la contaminación por plomo socava el potencial de una generación”.
La doctora Patricia Jerez indicó cuales señales pueden servir de alerta a los padres para determinar si su bebé está sufriendo una intoxicación por metales pesados.
“Desde que usted tenga una situación con su niño, un niño que se te ponga blandito, o se produzca una convulsión o tú tengas alguna situación, llévalo a su pediatra. Que él haga una evaluación y que determine si hubo alguna situación que pudo producir esta intoxicación y colocarle el tratamiento adecuado”, detalló.
Pediatras dominicanos coinciden en la importancia de volver a la lactancia materna, debido a que aunque las leches maternizadas están muy bien elaboradas y pasan unos procesos muy rigurosos, se desconoce si están contaminadas o no.
En ese sentido, la FDA emitió recientemente una alerta de salud pública, aconsejando a los padres y cuidadores que no preparen ni alimenten a los bebés con fórmulas caseras para bebés debido a problemas graves de salud e inocuidad, incluyendo la contaminación y la ausencia o cantidades inadecuadas de nutrientes.
En algo que sí coinciden la FDA y Healthy Babies Bright Futures es en que no hay razón para pensar que una comida hecha en casa con frutas compradas en los mercados de agricultores será más segura que un alimento prefabricado y adquirido en un supermercado, como por ejemplo una compota.
“Desearía poder decir que lo que hagas en casa, es más seguro pero no es así. No es lo que la ciencia muestra”, ponderó Charlotte Brody.
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