La mayoría de los países africanos han decretado menos medidas para frenar la segunda ola de covid-19 pese a que hay un 30% más de casos, según uno de los pocos estudios consagrados al impacto de la pandemia en el continente.
Entre mediados de febrero y fines de diciembre de 2020, se registraron 2,8 millones de casos en los 55 países de la Unión Africana, el 3% del total mundial, y 65.602 fallecidos, calcula este estudio, publicado el jueves en la revista británica The Lancet.
La reacción rápida y coordinada de los países africanos para hacer frente a la pandemia, con la adopción de las primeras medidas en promedio 15 días antes de la detección del primer caso en su territorio, «probablemente limitó la severidad de la primera ola», estiman los investigadores, pertenecientes al Centro Africano de Control y Prevención de Enfermedades, basado en Etiopía, al ministerio marroquí de Salud y al Instituto Sudafricano de Enfermedades Contagiosas.
Sin embargo, la flexibilización posterior y el escaso cumplimiento de la población de las medidas de prevención y las restricciones, a menudo por necesidad económica, «han contribuido al impacto más importante observado durante la segunda ola», analizan los autores.
El número medio de casos a fines de diciembre, cuando dos tercios de los países del continente atravesaban o acababan de sufrir una segunda ola, se elevó a 23.790 diarios, un 30% más que en pico de la primera ola, a mediados de julio de 2020, cuando se contabilizaron 18.273 casos de media diarios.
De hecho, aunque el continente ha sido globalmente menos golpeado que el resto del mundo, la tasa de incidencia es comparable a la media mundial en algunos países como Cabo Verde, Sudáfrica, Libia y Marruecos, observa el estudio.
Y los tres cuartos de muertos por el covid censados se concentran en cinco países (Sudáfrica, Egipto, Marruecos, Túnez y Argelia).
Los países africanos, donde en el mejor de los casos están empezando las campañas de vacunación, «probablemente se enfrentarán a otras olas de covid-19», advierten los investigadores.
Según la OMS, solo el 0,1% de las dosis de vacunas administradas en el mundo, se han inyectado en los países de «ingresos bajos», mientras que los países de «ingresos altos» (16% de la población mundial) concentran más de la mitad (56%).
En este contexto, el estudio muestra «la necesidad de seguir vigilando y analizando» la situación sanitaria en el continente, mejorar la capacidad de diagnóstico y redoblar los esfuerzos para que la población respete las medidas de salud pública.
AFP
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