Fuente: BBC
Según una publicación de la BBC Mundo, en la República Dominicana científicos detectaron la presencia del mosquito Aedes vittatus, lo que ha causado alarma en la comunidad científica ya que no se trata de una simple especie exótica, sino de “una que tiene la potencialidad de cambiar el panorama epidemiológico de ciertas enfermedades, como el dengue, en un futuro cercano”, dijo el científico español, Pedro M. Alarcón-Elbal, experto en enfermedades transmitidas por vectores y profesor de Medicina Tropical y Salud Global en la Universidad Iberoamericana (UNIBE) en Santo Domingo.
El descubrimiento se registró en octubre de 2019 en el municipio Jarabacoa, provincia La Vega, por Alarcón-Elbal y sus colegas.
“Aunque la capacidad vectorial del Ae. vittatus no está estudiada en profundidad, se sabe que dentro de su área de distribución nativa desempeña un papel importante en el mantenimiento y transmisión de diversos virus como el de la fiebre amarilla, el dengue, el chikungunya y el Zika”, explicó Alarcón-Elbal a la BBC Mundo.
Alarcón-Elbal dijo que se trató de algo totalmente inesperado. “Nos encontrábamos realizando una inspección rutinaria de sitios de cría de mosquitos en una casa de Jarabacoa cuando advertimos la presencia de unas hembras adultas que trataban de picarnos de forma insistente”, narró el científico.
Explicó que capturaron algunos ejemplares con un aspirador entomológico mientras trataban de picarlos y después lo observaron con un estereomicroscopio. “En un primer momento nos desconcertó lo que vimos, porque no correspondía a ninguna de las especies que tenemos catalogadas en el municipio”.
La presencia de Aedes vittatus en América despertó alarma en los investigadores, quienes consideran que monitorear el impacto del mosquitos es esencial.
“El hallazgo inicial y el posterior estudio sistemático no arrojaban lugar a dudas: habíamos detectado por primera vez la presencia de esta especie no solo en República Dominicana, sino en las Américas. Sentí una mezcla de satisfacción por la gran importancia del hallazgo en sí y al mismo tiempo preocupación por las repercusiones sanitarias que se pueden derivar de la presencia de este mosquito en el futuro”.
Al ser cuestionado sobre cómo llegó el mosquito a República Dominicana, el científico y sus colegas sospechan que el comercio de neumáticos usados pudo haber sido la puerta de entrada.
“Muchas especies pertenecientes al género Aedes utilizan estos neumáticos para poner sus huevos, pues les proporcionan un lugar en donde el agua se acumula de manera recurrente y donde los adultos se ven protegidos del medio ambiente y de la insolación directa”.
Los huevos tienen la capacidad de resistir la desecación durante periodos prolongados de tiempo (incluso de meses), explicó Alarcón-Elbal.
Aunque el primer estudio que confirmó la presencia del Aedes vittatus en América fue publicado por Alarcón-Elbal y sus colegas en agosto de 2020, otro hallazgo del mosquito fue realizado en la Base Naval de Guantánamo en Cuba.
Científicos estadounidenses publicaron por su parte un estudio este año, en el que detallan el descubrimiento en la Base Naval de Guantánamo en junio de 2019, antes incluso de la detección de octubre en República Dominicana.
Alarcón-Elbal sostiene que al parecer los compañeros en Cuba habían detectado la especie unos meses antes de que se hiciera en República Dominicana, sin embargo, aquí “publicamos las secuencias genéticas y el artículo en el que mostramos a la comunidad científica los pormenores de nuestra investigación varios meses antes que ellos (y por supuesto, totalmente ajenos a su descubrimiento)”.
“Pero más allá de quién encontrara antes al mosquito o quien publicara el hallazgo con mayor premura, lo importante es que ambos grupos detectamos la presencia de una especie exótica en dos países vecinos del Caribe casi simultáneamente, y no precisamente de una especie cualquiera, sino de una que tiene la potencialidad de cambiar el panorama epidemiológico de ciertas enfermedades, como el dengue, en un futuro cercano”.
Los adultos de esta especie tienen un patrón de escamas característico a nivel del tórax que los hace fácilmente distinguibles del resto de especies de mosquitos, explicó Alarcón-Elbal.
“Los adultos de Ae. vittatus tienen un tórax oscuro sobre el que resaltan seis topos o manchas blancas circulares que le dan un aspecto moteado que, junto con otras características morfológicas menos aparentes, nos llevaron a la confirmación morfológica de la especie. Más tarde, además, esta identificación fue reconfirmada por técnicas moleculares”, dijo a BBC Mundo.
Según investigaciones, la picadura en humanos del Aedes vittatus puede trasmitir el virus de la fiebre amarilla en monos en el laboratorio y fue sospechoso de ser un vector en la epidemia de la montaña Nuba de 1940 en Sudán, en la que se reportaron 15,000 casos humanos y 1,500 muertes. Aedes vittatus es potencialmente capaz de transmitir el virus del Zika, el agente causante de la fiebre del Zika. Las hembras adultas tienen un período corto de mordedura crepuscular, con una actividad máxima entre 1800 y 2100 horas.
Las etapas inmaduras se desarrollan en agujeros de troncos, huellas de cascos, botes, pozos, troncos de árboles, agujeros de árboles, tazas y macetas de bambú, utensilios ocasionales, piscinas de rocas, agujeros de rocas, en piscinas en afloramientos rocosos o lechos de ríos y corales, y ocasionalmente en el pico de la temporada de cría, en desagües abiertos de hormigón de inundación.
Alrededor de 700 millones de personas en el mundo contraen cada año patologías transmitidas por mosquitos, y esas enfermedades causan anualmente cerca de un millón de muertes, según el Programa Mundial de Mosquitos, una iniciativa global.
Es licenciado en Ciencias Biológicas en la Universidad de Valencia, España.
Además, Máster Internacional en Enfermedades Parasitarias Tropicales en la Universidad de Valencia, Facultad de Farmacia, Área de Parasitología, Departamento de Parasitología y Biología Celular.
Alarcón-Elbal es también doctor en Medicina y Sanidad Animal en la Universidad de Zaragoza, Sección de Parasitología y Enfermedades Parasitarias, Departamento de Patología Animal.
En la actualidad es profesor de Medicina Tropical y Salud Global en la Universidad Iberoamericana (UNIBE) en Santo Domingo.
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