Probablemente hayas oído hablar del microbioma humano, la colección de microorganismos como bacterias y hongos con los que compartimos nuestro cuerpo, incluida la piel y el microbioma intestinal.
Pero, ¿cuánto sabes sobre el «viroma»? Es la suma de todos los virus dentro de nuestro cuerpo, que se encuentran en cada tejido, desde nuestra sangre hasta nuestro cerebro, e incluso entretejidos en el código genético dentro de nuestras células.
Los virus son los organismos más enumerados de la Tierra. Si bien se cree que tenemos aproximadamente la misma cantidad de células bacterianas que células humanas en nuestro cuerpo (alrededor de 37 billones), probablemente tengamos al menos 10 veces más partículas de virus.
Muchos de estos virus están involucrados en procesos corporales esenciales, formando parte de nuestro ecosistema interno. Quizás podemos decir que no podríamos sobrevivir por mucho tiempo si todos ellos desaparecieran.
Se ha estimado que el campo de la virología hasta ahora solo ha explorado alrededor del 1% de la diversidad viral existente.
La mayoría de los virus siguen sin ser descubiertos, son los que algunos científicos denominan «materia oscura viral».
Patógenos
A pesar de esto, están presentes en todas las partes de nuestro cuerpo. Un estudio dirigido por el doctor Kei Sato de la Universidad de Tokio publicado en junio de 2020 encontró virus en tejidos humanos, incluidos el cerebro, la sangre, los riñones y el hígado.
El equipo de Sato quería cuantificar estos virus para crear un «atlas» viral de tejido humano.
Lo hicieron comparando los datos de la secuencia de ARN con los de las bibliotecas existentes de genomas virales, pero esto significaba que solo podían contar los pocos virus bien conocidos que ya estaban en esas bibliotecas.
Según Sato esto significa que actualmente existe un sesgo en la búsqueda de virus conocidos que son en su mayoría dañinos, los conocidos como «patógenos».
Y explica: «Además de los sesgos en nuestras bibliotecas de referencia genética, es difícil recolectar muestras en tejidos sanos más allá del intestino, lo que significa que podemos estar pasando por alto muchos virus inofensivos o incluso potencialmente beneficiosos».
Malinterpretación
Es fácil pensar en los virus como intrusos extranjeros maliciosos.
Después de entrar en contacto con la superficie de una célula humana, un virus inyecta su código de ADN o ARN, secuestrando la maquinaria de la célula y convirtiéndola efectivamente en una fábrica para producir nuevos virus.
Si imaginas un virus ahora, piensa que su capa de proteína es similar a una nave espacial, llamada «cápside», que utiliza para transportarse entre las células.
Quizás hayas visto al coronavirus responsable de la pandemia COVID-19, el SARS-CoV-2, con su «corona» de picos que cubren la superficie de la cápside.
Sin embargo, los virus no son tan extraños como podrían parecer.
El término «virus» en realidad describe entidades con atributos muy diversos.
Como afirma el profesor Frederic Bushman, experto mundial en microbioma humano de la Universidad de Pensilvania: «A veces, nuestras palabras para referirse a las cosas del mundo no coinciden en realidadcon las que existen».
Por ejemplo, los virus pueden transmitirse mediante una amplia gama de mecanismos. Para algunos, los llamados retrovirus endógenos, el ADN viral pasa directamente entre las células humanas porque están integradas en los cromosomas.
De hecho, el 8% de nuestro genoma humano está compuesto por estos retrovirus endógenos.
Solo una pequeña fracción, menos del 2%, de nuestro ADN codifica para la producción directa de moléculas de proteínas (en un proceso conocido como transcripción), y los biólogos solían pensar que el resto no era funcional, algunos incluso lo llamaron ‘ADN basura.
Ahora se cree que gran parte de este ADN se deriva de inserciones de virus anteriores y hemos descubierto que es muy importante para regular la transcripción de otros genes.
Algunos genes de virus se encuentran en regiones del ADN humano que producen proteínas esenciales.
A lo largo de la historia evolutiva, estos genes han sido incorporados para el funcionamiento esencial de nuestros cuerpos, por lo que no está claro si deberíamos llamarlos genes humanos o virales.
Un gen utilizado en el desarrollo de la placenta humana ha sido tomado prestado de un retrovirus endógeno donde evolucionó por primera vez para producir proteínas que fusionan las células huésped.
A lo largo de nuestro pasado evolutivo, este proceso de recolección de genes a través del árbol de la vida parece haber ocurrido muchas veces.
Se ha sugerido que alrededor de 145 de nuestros 20.000 genes han surgido de dicha transferencia horizontal de genes.
Al transferir moléculas genéticas entre diferentes especies de esta manera, los virus unen efectivamente el árbol evolutivo en una complicada red.
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