“Durante décadas las mujeres han vivido enganchadas a la sombra de la decepción al ver cómo sus cuerpos, sus genitales o su sexualidad cambiaban por el inexorable paso del tiempo y también por el mero hecho de ser parejas, madres o amantes… comienza a escribir en su reflexión.
Lo cierto es que, estando diseñados para ello, pese a su almohadillado específico, mucosas que le confieren especial resistencia a la fricción de larga duración, así como secreciones que garantizan la hidratación por dentro y por fuera, como si de un Rolls&Royce clásico con tapicería de cuero y napa se tratara, el paso de los años daña el tejido de sostén, pierde firmeza, elasticidad y resistencia a la vez que se alteran sus defensas naturales.
Sin embargo, para unas cuantas apasionadas a las que nos obsesionaba el concepto de envejecer sin oponer resistencia, dejando que todo aquello que nos importa se marchite (cuerpo, mente y por último, lo más íntimo), no era una opción.
Los médicos y médicas antiaging, como se nos conoce, o expert@s en medicina estética avanzada, en nuestra inquietud de saber y ampliar conocimientos empezamos entonces a flirtear con la idea de que aquello que cura por fuera también podría curarnos por dentro. Y al fantasear con la idea y profundizar en el conocimiento de la luz llegamos a la conclusión de que había algo irrefutable, un hecho ineludible… la luz cura.
Y con ese poder nos alzamos para atender las necesidades de esa mujer moderna, inquieta, profesional, amiga, amante, pareja y madre que no se resigna a que todo llegue como si nada… y se marchite.
Y todos y todas conocemos los innumerables usos que la luz en sus distintas gamas y longitudes de onda tienen en medicina y en otros campos.
Y por lo tanto, el uso del láser en medicina estética avanzada y antiaging cobra relevancia empezando por la piel y ahora lo hace en nuestro lado más íntimo (nuestro sexo) devolviéndonos aquello que nunca debimos perder….tono, firmeza y juventud.
Y dijo Dios: ‘Hágase la luz’… y la luz se hizo y vio Dios que era buena y separó la luz de las tinieblas… Bienvenida mujer a la nueva era, a la era de La Luz“.
Y entonces cierra los ojos la doctora Manuela Gómez Pérez antes de dirigirse hacia el sol madrugador, donde un nuevo y esplendoroso día abraza tiernamente a l@s que se aventuran a sentir la pasión infinita por la vida.
Los tratamientos con láser han supuesto un antes y un después en la mejora de la salud y la calidad de vida de las mujeres
Entre las terapias más demandadas se encuentra el rejuvenecimiento genital y/o el tensado vaginal con láser. Consiste en inducir un estímulo de luz que incrementa la producción de colágeno generando un efecto estiramiento (“lifting”) o de aumento de firmeza en los tejidos de la vulva y la vagina.
Al mismo tiempo, mejoran las secreciones de la mucosa vaginal, consiguiendo un aumento de la lubricación y de las defensas naturales. Si esta técnica la asociamos a otras terapias de medicina regenerativa el resultado que se obtiene nos hará disfrutar de una mucosa fresca y reforzada.
Además, se mejoran tanto la salud femenina general, gracias a la disminución del síndrome genitourinario (SGM) y las infecciones urinarias o ITUs de repetición, como el incremento de la satisfacción en las relaciones sexuales con nuestra pareja o al complacer a la soledad con el tacto más sensual de nuestra intimidad.
Otro de los tratamientos estrella ayuda a las mujeres que quedaron incontinentes tras los partos o durante la menopausia.
“Con su efecto térmico a gran profundidad, la luz láser contribuye a aumentar el tono de la musculatura en la región del triángulo urogenital, haciendo que su musculatura se compacte y vuelva a ejercer su función, pero aún más tonificada”, explica la doctora Manuela Gómez Pérez.
“Y por ende, acaba con la temible incontinencia de esfuerzo al toser, reír, estornudar o al iniciar una carrera -añade-. Vuelve a sentirte una mujer segura y confiada, dejando atrás las compresas para las pérdidas de orina.
El consejo de Manuela: “Mujer, no practiques deportes de impacto o de saltos reiterativos a partir de la cuarta década de la vida, ya que, pese a que nos ayudan a liberar endorfinas y a desestresarnos, afectan de forma negativa a la salud de nuestra musculatura pélvica, favoreciendo la incontinencia y los prolapsos genitales.
Sustitúyelos por ejercicios hipopresivos, aquagym, aquafitness, pilates y yoga, prácticas deportivas que fortalecen la musculatura pélvica, desde el interior, y los abdominales mejorando la flexibilidad articular al tiempo que calman nuestra mente y aumenta nuestra tolerancia al ser y al estar”.
Fuente: EFE
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