Santiago. La mujer de 62 años que sobrevivió tras ingerir un té envenenado, negó que comprarala bebida fuera del hospital Cabral y Báez, y dijo que el desconocido les brindó a ella y a la mujer que murió, lo hizo en la sala de Emergencias.
Maximina del Carmen Santos, aun con la voz quebrantada, y con dolor estomacal clamó a la dirección del hospital evitar que la mentira se siga propagando al referirse a la versión ofrecida por el director Bernardo Hilario Reyes, en la que éste daba cuentas de que la mujer habría salido fuera del hospital a comprar el té que le arrebató la vida y a Martha Durán, la otra mujer a su lado a la que el hombre, aún sin identificar, le dio a tomar un té. Santos narró que el delincuente que perseguía envenenarla para arrebatarle sus pertenencias, estuvo dentro del hospital desde las 4:00 de la tarde del jueves, conversando sobre la palabra de Dios y de su tiempo pasado en que estuvo “descarriado”.
Testimonio
Santos dijo que el sospechoso, de unos 30 años, conversaba con una hijastra de ella y con los demás en la sala durante todo ese día y la noche, asegurando que un pariente estaba en UCI y él amanecería en el hospital, al manecer le ofreció el té.
“Yo veo el té medio extraño y no quería tomarlo, pero para no hacerle el desaire, lo pruebo y me da como una cosa en la boca, y se lo paso a la otra señora y le digo si tú lo quieres tómalo tú que yo no quiero eso, eso está raro y de inmediato me sentí mal”, narró la mujer que tiene el esposo interno en el hospital.
En medio de la situación, la mujer, que se aferraba a su cartera, donde traía el dinero para adquirir la sangre para transfundir a su esposo, grave en la sexta planta del hospital, le robaron todo.
Dentro de su cartera estaba la de su esposo con mil pesos y US$50, RD$11 mil pesos de ella y un pariente, y dos celulares.
Tras robarle pertenencia, colectan para pariente
La familia de la sobreviviente, hacen recolectas para poder completar los RD$25 mil que necesitan para la sangre para transfundir a su esposo, Silvano Rosario Vargas, a quien también deben ponerle plaquetas. Santos teme que, por sus declaraciones, a su esposo le hagan daño, o que el delincuente burle la seguridad del hospital, tome venganza y le haga daño.
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