El secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, ha destacado que el organismo no avala fraudes electorales, sino que, por el contrario, los denuncia, ya sean de partidos políticos de izquierda o de derecha.
“La OEA no avala fraudes, los denuncia, ya sean de izquierda o de derecha. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) ha afirmado que los ciudadanos podrán fotografiar las actas electorales en todos los recintos del país”, ha afirmado Almagro a través de su cuenta oficial en Twitter. Así, Almagro ha emplazado a Petro a que no sea un “instrumento de desinformación” en el proceso electoral boliviano.
Almagro respondió así al dirigente opositor colombiano Gustavo Petro, quien ha denunciado que no se pueden realizar fotografías de las actas en las mesas electorales de Bolivia y que la OEA ahora sí está avalando un fraude electoral. “La sangre que corra en Bolivia será una responsabilidad directa de Luis Almagro. Ojalá el ejército boliviano comprenda que no se puede oponer a la voluntad popular boliviana”, dijo Petro también en Twitter.
También desde el Movimiento Al Socialismo (MAS) y sectores afines se ha cuestionado a la OEA por el informe que recogía una manipulación en las elecciones del 20 de octubre de 2019 y su actuación con vistas a las elecciones presidenciales y legislativas de este domingo. El martes, el secretario para el Fortalecimiento de la Democracia de la OEA, Francisco Guerrero, ratificó el informe de auditoría de la OEA que detectó una “manipulación dolosa” e “irregularidades graves” en la transmisión de resultados en las elecciones generales de 2019, por lo que no pudo avalar los resultados de esos comicios.
Además de la OEA, en Bolivia hay misiones de observación de la Unión Europea, del Centro Carter y de la Unión Interamericana de Organismos Electorales.
UNAS ELECCIONES ESPERADAS Y CON MASCARILLA
Bolivia apura sus últimas horas para las elecciones generales del domingo, que se repiten un año después de los fallidos comicios que derivaron en una grave crisis en el país, con la incertidumbre de si servirán para reafirmar la democracia o desembocarán en una nueva convulsión.
Esta últimas horas trascurrieron con cierta polémica en la llegada de delegaciones de América y de Europa para acompañar la jornada de votación, incluido un incidente con un diputado argentino, entre nuevos llamados a la calma para que no se repita la crisis política y social de los comicios de octubre de 2019.
El país sudamericano se debate en la duda de si tras este domingo habrá un Gobierno salido de las urnas, después de casi un año de interinidad de la mandataria transitoria Jeanine Áñez, o un nuevo estallido de violencia, un temor que desde hace días llevó a muchos bolivianos a acaparar comida y combustible.
Este domingo 7,3 millones de bolivianos están llamados a elegir presidente, vicepresidente, senadores y diputados entre cinco candidaturas, tras retirase tres durante la campaña. Una de ellas la presidenta interina Áñez, que en esta jornada recordó que la votación se desarrollará con un protocolo de bioseguridad para evitar contagios de covid-19.
La cita con las urnas en Bolivia se pospuso del 3 de mayo al 6 de septiembre y luego al 18 de octubre ante la emergencia sanitaria.
Turnos de mañana y tarde, una hora más de votación, el uso de mascarillas y el distanciamiento social en las filas de votación son algunas de las medidas preventivas, en un país con más de 8.400 fallecidos y cerca de 139.000 positivos del nuevo coronavirus, la mayoría recuperados, entre sus once millones y medio de habitantes.
Infobae, con información de EFE y Europa Press
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