La sociedad dominicana se ha visto envuelta en casos de desapariciones que la ha dejado sin aliento. Desapariciones que todavía no han cerrado su capítulo porque quedan preguntas sin contestación: dónde está, qué pasó y por qué ocurrió.
Tal es el caso de la pequeña Liz María Sánchez, de nueve años de edad, quien fue violada y asesinada por Starlin Francisco Santos, alias El Panadero, según su propia confesión.
A pesar de haber informado el lugar dónde lanzó su pequeño cuerpo, los esfuerzos del Cuerpo de Bomberos de Santo Domingo Este y la Armada de la República Dominicana no bastaron para que lo encontraran.
Este martes se anunció que la búsqueda había culminado, sin haber obtenido un rastro final sobre su paradero, dejando preguntas sin responder en los residentes del Ensanche Isabelita, sus familiares y demás dominicanos, quienes expresaron gran consternación.
Otra de las desapariciones que se encuentran latentes en la sociedad es del caso del joven Anaury Misael Castillo Lara, desaparecido el 22 de abril de este año, sin que hasta la fecha se conozca dónde está, cómo se encuentra y qué le sucedió.
Castillo Lara ha sido reportado en las inmediaciones del Parque del Este, Faro a Colón, Los Mina, Ensanche Ozama, Ciudad Juan Bosch, Club de Aduanas, Herrera, Kilómetro 9 de la autopista Duarte, Villa Duarte y Bonao, pero en ninguno de estos casos se pudo comprobar que se tratara de él.
Otro de los casos que permanece sin respuestas es el de la señora Rosa María Mora, quien al momento de su desaparición, el pasado 23 de noviembre del 2017, tenía 65 años.
La última vez que fue vista se dirigía hacia la iglesia Cristo Salvador, a las 4:00 de la madrugada. Hasta la fecha, hace casi tres años, aún se desconoce de ella.
Roberto Mora, hermano de la desaparecida, responsabiliza al esposo de Rosa, Praxedes Alcántara, de su desaparición y posterior “muerte”, pues sostiene que fue asesinada y que en el acto también participó la sirvienta que la cuidaba.
Otro de los que no dejó rastros fue Juan Alfredo Lora, quien fue visto por última vez el 28 de julio de 2012.
Lora laboraba como fotógrafo y el día de su desaparición comunicó que saldría a realizar una sesión de fotos a un cliente, pero jamás regresó, dejando un vaivén de emociones en la vida de sus familiares.
Para el siete de diciembre de 2001 se registró otra esfumación. En esta ocasión se trató de Aurora Wiwonska Marmolejos Reyes, vista por última vez en las proximidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
Según narraciones sobre el caso, Pedro Polanco, esposo de la desaparecida, la había acompañado a la celebración navideña de su trabajo, donde se originó una fuerte discusión producto a un abrazo que recibió por uno de sus compañeros.
Luego del inicio de esa disputa, procedieron a abandonar el lugar y, según apunta Polanco, Aurora procedió a correr para alejarse de él, sin tenerse hasta la fecha ninguna información sobre su paradero, dejando en ese entonces a una hija de casi dos años.
La desaparición más antigua se registró el 26 de mayo de 1994, con la desaparición del periodista opositor Narciso González, de 52 años de edad, durante el último Gobierno del fallecido presidente Joaquín Balaguer.
Según una demanda en el 2014 por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la desaparición de González fue una consecuencia directa de sus posturas políticas, especialmente por sus denuncias de fraude electoral en contra de Balaguer, quien gobernó República Dominicana en los períodos de 1960-1962, 1966-1978 y 1986-1996.
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