El expolicía Joseph DeAngelo, conocido como el «Golden State Killer» (Asesino del Estado Dorado) y quien aterrorizó a California al asesinar a 13 personas y violar a más de 40 mujeres, fue sentenciado este viernes en EE.UU. a pasar el resto de su vida en una cárcel sin la posibilidad de salir en libertad condicional.
«El señor DeAngelo pasará el resto de su vida natural y finalmente se encontrará con su muerte detrás de los muros de una penitenciaría del estado», sentenció el juez Michael Browman en una corte de Sacramento.
Vestido de blanco, utilizando cubrebocas y en silla de ruedas, DeAngelo escuchó la condena después de tres días de decenas de testimonios de los sobrevivientes y familiares de las víctimas que el acusado atacó en las décadas de 1970 y 1980.
Ayudado por los policías que le custodiaban, el llamado «Golden State Killer» se levantó, se quitó la mascarilla y dijo «Estoy verdaderamente arrepentido», y volvió a sentarse.
Con la condena de hoy termina un periplo de casi 45 años desde que DeAngelo comenzó una aterradora lista de asesinatos, que comenzó con un instructor universitario que buscaba frustrar el secuestro de su hija en 1975.
DeAngelo, de 74 años, capturado en abril de 2018, ha evitado la pena de muerte tras declararse en junio pasado culpable de cometer 13 asesinatos y 45 violaciones. Su acuerdo de culpabilidad incluye 53 ataques a 87 víctimas en 11 condados tanto del norte como del sur de California.
También admitió públicamente docenas de agresiones sexuales más para las que el plazo de prescripción había expirado y por las que no se le pudo juzgar.
Según los registros oficiales del Buró Federal de Investigaciones (FBI), las víctimas tenían entre 13 y 41 años de edad.
Aunque dijo que no acostumbraba a dar comentarios tras sus veredictos, Browman hizo una excepción y preguntó al sentenciado «¿Es capaz de comprender el dolor y la angustia que causó?». El juez recalcó que «cuando una persona comete actos monstruosos es necesario encerrarla para que nunca pueda dañar a otra persona inocente».
DeAngelo fue ubicado gracias al ADN que uno de sus parientes dejó en un banco que se dedica a establecer la herencia genealógica. Las autoridades lo arrestaron en su casa en el norte de California, donde vivía sin despertar sospechas.
Esta semana, el acusado tuvo que enfrentar los testimonios de sobrevivientes y familiares de las víctimas.
Una mujer a la que DeAngelo violó cuando tenía 15 años, mientras su hermana estaba atada en la habitación contigua, dijo: «Fui golpeada varias veces en la cabeza antes de que ser atada y amordazada».
La hija de una víctima recordó cómo DeAngelo atacó a su madre por detrás el 4 de septiembre de 1976. La víctima estaba separada de su esposo y vivía en la casa de su padres con sus tres hijos de 7, 11 y 14 años.
Según el relato, el atacante le rompió la nariz y sufrió una conmoción cerebral cuando su cabeza se estrelló contra el suelo, y aunque quedó desmayada DeAngelo la despertó con amenazas y la violó a punta de cuchillo.
«El bulto en mi nariz nunca desapareció», dijo en la declaración la mujer, llamada Patricia. «Aprendí a aceptarlo como parte de mi rostro».
DeAngelo robó la cartera y la identificación de la víctima, que vivió por años con miedo de que la encontrara y le hiciera daño a ella o a sus hijos.
Browman dijo a los afectados que tiene «la más sincera esperanza de que con la oportunidad de ser escuchados encuentren alguna solución, algo de paz y, con suerte, algo de justicia, por imperfecta que sea».
Fuente: EFE
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