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Esta legisladora quiere que se suprima de la ley el término ‘alienígena ilegal’ (Mihir Zaveri)


Susan Lontine, representante demócrata del estado de Colorado, conoce bien la forma en que algunas personas usan el término “alienígena ilegal” para denigrar a los migrantes (la palabra inglesa “alien” y la palabra española “alienígena” no solo se refieren a un extraterrestre, aunque actualmente se usen más con ese significado, sino también a un extranjero). Su distrito en Denver está formado por muchas comunidades de inmigrantes, y se molesta cuando escucha al presidente Donald Trump emplear este término en sus discursos o cuando ve que algunos compañeros conservadores lo usan en los pasillos de la legislatura.
Sin embargo, lo que no sabía Lontine es que, durante más de trece años, estas palabras también han existido en una sección recóndita del código estatal de Colorado relacionada con quién puede trabajar en proyectos públicos. Hace poco, una amiga se topó con esta frase cuando se estaba capacitando para trabajar en el ayuntamiento de Denver.
“Les dijo: ‘¿Por qué lo usan? Es un término espantoso’”, comentó Lontine en una entrevista reciente.
Lontine consultó la ley por su cuenta y se sorprendió al ver esas palabras ahí.
“¿Qué sucedería si no estuvieran ahí?”, pensó después.
Lontine ha considerado presentar un proyecto de ley este mes para suprimir de la ley el término “alienígena ilegal” y sustituirlo por uno más neutral, “inmigrantes indocumentados”, con el argumento de que, al cambiar las palabras, el sentimiento social podría inclinarse en favor de los migrantes. Además, ahora que los demócratas tienen el control de la legislatura y del gobierno del estado, es posible que el proyecto enfrente relativamente pocos obstáculos.
Sin embargo, esto llega en un momento en que los medios de comunicación conservadores transmiten cada vez más mensajes que satanizan a los migrantes, reproduciendo, en parte, la dura retórica del presidente Donald Trump sobre la inmigración, quien empleó el término “alienígena ilegal” al menos cinco veces durante su discurso del estado de la Unión este mes.
Algunos conservadores sostienen que términos como “alienígenas ilegales” están bien empleados y se entienden en todas partes, y los legisladores, jueces y diarios los han estado usando desde hace décadas. Pero para otros, existe una conciencia cada vez mayor de que este término denigra a los inmigrantes al calificar a los seres humanos como ilegales, en vez de a sus acciones.
Este debate se está desarrollando cada vez más minuciosamente y los políticos se pelean por las palabras usadas en las leyes y el discurso oficial del gobierno. En 2015, California eliminó la palabra “alienígena” de su código laboral. El ayuntamiento de Nueva York está pensando en un nuevo proyecto de ley para sustituir “alienígena” con “no ciudadano” y prohibir que el ayuntamiento emplee las palabras “alienígena”, “alienígena ilegal” o “inmigrante ilegal” en las leyes o los documentos de la ciudad.
A nivel nacional, el representante demócrata de Texas Joaquín Castro presentó un proyecto de ley en julio para remplazar “alienígena” y “alienígena ilegal” con “ciudadano extranjero” y “ciudadano extranjero indocumentado” en una de las principales leyes de inmigración del país.
CNN informó en 2018 que, por el contrario, el Departamento de Justicia envió una circular a los fiscales federales para recordarles que usaran el término “alienígena ilegal” en vez de “indocumentado” en los comunicados de prensa.
“La palabra ‘indocumentado’ no se encuentra en el código estadounidense y no debe usarse para hablar de la presencia ilegal de alguien en el país”, decía la circular.
José Antonio Vargas, fundador de Define America, una organización sin fines de lucro con sede en Louisville, Kentucky, que defiende a los migrantes, comentó que “las palabras que usamos determinan el tono de la conversación”.
Vargas, quien emigró de manera ilegal al Área de la Bahía de San Francisco en 1993, recuerda que le pusieron un sello con las palabras “alienígena residente” en una green card falsa que le compró su abuelo. Varios años después, leyó las palabras “alienígenas ilegales” en un artículo de primera plana y las escuchó en la radio mientras iba de camino a la escuela.
“Los términos como ‘alienígena’ e ‘ilegal’, que escuchaba en la radio y la televisión y leía en los periódicos y las revistas cuando era pequeño, tenían un impacto de segregación, confusión y deshumanización”, señaló Vargas.
Pese a que estos términos no siempre han sido tan polarizantes, tradicionalmente se han usado para despojar a los individuos de su calidad de personas y aplicarles sanciones legales, comentó Kevin Johnson, decano de la facultad de derecho de la Universidad de California, campus Davis, quien ha investigado la historia de esos términos.
Señaló que la palabra “alienígena” se había usado desde la fundación del país para referirse a quienes no son ciudadanos; por ejemplo, a los británicos. Las famosas Leyes de Extranjería y Sedición (Alien and Sedition Acts), aprobadas en 1798, reforzaban las restricciones a los estadounidenses que nacían fuera del país y coartaban el discurso que criticaba al gobierno.
En 1924, el país adoptó un sistema de cuotas para los inmigrantes según su país de origen, lo que dio lugar a la idea de que había inmigrantes “ilegales” no deseados, comentó Mae Ngai, profesora de Historia en la Universidad de Columbia. Pero, de cualquier forma, el término “alienígena ilegal” se asociaba principalmente con la prohibición y el contrabando, afirmó.
A mediados del siglo XX, las políticas hacia los migrantes de México impulsaron la idea de los “alienígenas ilegales”, comentó Ngai.
El uso de este término y de otros similares aumentó en las décadas de 1970 y 1980 conforme los inmigrantes se fueron convirtiendo en un segmento más grande de la población estadounidense. Los grupos de derechos civiles, en especial los activistas mexicanoestadounidenses, se pronunciaban cada vez más en contra de esas etiquetas, afirmó Ngai.
“Estos términos también se tornaron conflictivos porque asocian la llamada ilegalidad o situación penal con una persona y no con el acto”, señaló.
En años recientes, se ha prestado mayor atención al impacto de las palabras. Un dictamen de 2009 redactado por Sonia Sotomayor de la Suprema Corte de Justicia fue el primero en contener el término ”inmigrante indocumentado”, el cual, según la jueza, utilizó para reconocer que los inmigrantes que transgreden la ley no son necesariamente malas personas.
Alex Nowrasteh, director de estudios sobre inmigración en el Instituto Cato, mencionó que está a favor de las políticas que autorizan que se queden en el país la mayor parte de la gente que inmigra de manera ilegal. Pero dijo que el combate a términos como “alienígena ilegal” distraía la atención de los debates reales sobre políticas.
“Hay un segmento de la población que quiere llamarles inmigrantes indocumentados a los inmigrantes ilegales con el fin de no ofenderlos o como una estrategia de mercadotecnia”, señaló Nowrasteh. “Creo que es una pérdida de tiempo absoluta”.
Nowrasteh dijo que él creía que cambiar las palabras no cambiaría la opinión de nadie, y señaló que varios términos, incluyendo “alienígena ilegal”, se han utilizado decenas de veces en la ley federal de inmigración.
“Lo que importa es lo que la gente en realidad siente y si en verdad esto provoca confusión”, comentó. “El idioma tiene como finalidad la comunicación. Si todos empleamos términos diferentes para querer decir lo mismo, no podremos comunicarnos tan bien”.
No obstante, Vargas afirmó que el idioma puede y debe evolucionar. Se han eliminado otros términos peyorativos de los documentos del gobierno en ocasiones en que la gente ha entendido mejor las connotaciones ofensivas.
En vez de “alienígena ilegal”, Vargas prefiere cualquier término que implique que lo ilegal es el acto y no la persona, como inmigrantes “no autorizados” o “personas que están de manera ilegal en el país”.
“Yo estoy a favor de cualquier tipo de lenguaje que en verdad describa lo que está sucediendo y trate a las personas como seres humanos”, señaló.
Susan Lontine, representante estatal demócrata, en el edificio del Capitolio del Estado de Colorado en Denver, el 23 de enero de 2020. (Rachel Woolf/The New York Times)
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c.2020 The New York Times Company

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