En Valencia, fuentes municipales cifraron en 20.000 los manifestantes: “No dejaremos que la extrema derecha bloquee las políticas de igualdad de género”, pedía en mitad de la protesta Rosa Solbes, feminista del colectivo de periodistas Les Beatrius. En Sevilla fueron entre 3.500 y 4.000 personas, según el cálculo policial. Caminaban por el centro al grito de “Ni una menos” o “Fuera machistas de los tribunales”.
A Vox se le reprochó su postura negacionista contra la violencia de género tanto desde actos institucionales organizados por la mañana como desde las calles en las protestas convocadas por la tarde. En la manifestación de Madrid —en la que participaron varios miembros del Gobierno, con la ministra de Igualdad en funciones, Carmen Calvo, al frente—, el manifiesto leído por las organizadoras denunciaba “la irrupción de partidos y organizaciones de ultraderecha en nuestro país, con discursos machistas y negacionistas”. Las convocantes alertaron del “rearme del patriarcado” con “postulados retrógrados y discriminatorios”.
La voz más nítida, no obstante, se escuchó a las 12.30. Fue la de una persona que representa todo aquello que el partido de ultraderecha español más desprecia. Nadia Otmani es mujer, inmigrante y víctima de violencia machista. Recibió tres disparos de su cuñado al intentar defender a su hermana. Desde la silla de ruedas en la que quedó tras el ataque, confrontó con el portavoz municipal de Vox, Javier Ortega Smith: “Con la violencia de género no se hace política”, pidió. Ortega Smith ni siquiera la miró mientras le hablaba.
El alcalde, José Luis Martínez-Almeida, le ha reprochado la actitud del partido de extrema derecha: “No es política lo que has hecho hoy aquí, es politiquería”, le ha espetado por su negativa de apoyar la declaración institucional. Fuera, en la plaza de Cibeles, mujeres y hombres convocados por la artista Yolanda Domínguez sostenían en alto a mediodía los carteles con los nombres de las 1.028 asesinadas por sus parejas o exparejas desde que arrancó la contabilidad oficial en 2003.
Los carteles al aire eran otra respuesta al negacionismo. Por primera vez en 14 años, el Ayuntamiento de Madrid no leyó su declaración institucional condenando la violencia. Estas declaraciones requieren una unanimidad que Vox impidió en Madrid, en las Cortes valencianas, en la Junta de Andalucía o en Ayuntamientos como los de Córdoba, Granada, Jaén, etcétera.
El 25-N, convocado para recordar a las hermanas Mirabal, asesinadas por el dictador Rafael Trujillo en la República Dominicana en 1960, es la reivindicación del fin de todas las violencias contra las mujeres: la violencia institucional, la trata, la persecución por el aborto, la mutilación genital, la violencia sexual... “No reconocéis que es violación porque tendríais que reconocer vuestros propios delitos” y “Ojalá os diera tanto asco la violación como os da la menstruación”, se leía en algunas de las pancartas que sujetaban jóvenes con las caras pintadas con consignas feministas y bufandas lilas en la protesta de Madrid.
En la manifestación de Barcelona, convocada por la plataforma Novembre Feminista, también participaron las activistas de la procesión sevillana del Santo Coño Insumiso, procesadas —y absueltas— de un presunto delito de atentado contra los sentimientos religiosos. Las jóvenes de Sevilla, recibidas entre aplausos por las manifestantes de Barcelona, cantaron una canción y denunciaron el proceso judicial seguido en su contra.
Con información de Laura Cercós (Barcelona), Noor Mahtani (Madrid), Cristina Vázquez (Valencia), Eva Sáiz (Sevilla) y Pilar Álvarez (Madrid).
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